En el interior del Líbano se encuentra la ciudad de Baalbek, poco conocida pero que posee uno de los yacimientos arqueológicos más impresionantes y sorprendentes del mundo.
Se trata de un conjunto de edificios y templos formando un gran complejo sagrado que debe su configuración última a los romanos. Los dos principales templos son el de Júpiter y el de Baco, además de un tercero, mucho más pequeño con forma circular, dedicado a Venus.
El templo de Júpiter era el más grande jamás construido por los romanos, y de él ahora solo quedan seis grandes columnas con su entablamiento y restos de la escalinata y algunos muros.
Delante de él había una gran plaza monumental y delante de esta un gran patio hexagonal junto a la principal puerta de entrada al recinto sagrado. De todo ello quedan todavía interesantes restos.
En un lateral del área, junto al enorme templo de Júpiter, se alzaba el de Baco, menor en tamaño pero también muy grande, que es el que mejor se conserva.
Todo ello formaba, como he dicho, un gran complejo sagrado, un lugar de poder con oráculo cuyo origen se pierde en la noche de los tiempos.
En la imagen aérea se puede apreciar el plano de los templos de Baalbek, un área de cientos de metros en la que se levantaban majestuosos templos y otros edificios formando un conjunto magnífico como se puede apreciar en la reconstrucción de abajo.
Bajo el mandato de grandes emperadores romanos como Nerón, Trajano, Antonino Pío o Caracalla se construyó la mayor parte del Baalbek que nos ha llegado tan mermado por el tiempo, que incluye terremotos, reutilizaciones de materiales y expolios. ¿Por qué Roma decidió hacer ese esfuerzo en un lugar relativamente lejano y casi fronterizo con los límites del imperio? Tenía que ser un lugar muy sagrado para que se edificara en él un templo al rey de los dioses que es el más grande que hicieron en todos sus siglos de dominio; ni siquiera en la misma Roma hicieron algo así. Ya antes, en época helenística, Baalbek fue un lugar muy considerado y se construyeron importantes templos tras la muerte de Alejandro Magno, los cuales fueron sustituidos por los romanos. Los griegos lo consagraron a Helios, dios del Sol que sincretizaron con el Ra egipcio, por eso lo bautizaron como Heliópolis, lo que recuerda y lo relaciona con la ciudad sagrada homónima de Egipto. Antes había estado dedicado el lugar al dios Baal, la divinidad principal de los fenicios, una deidad cananita que entre otras cosas se relaciona al Sol y el cielo, y cuyo símbolo principal es el toro, cuestión que se respetó en época romana con su Júpiter heliopolitano. Además el templo de Baco fue para los griegos el de Adonis - Dioniso, el Tammuz - Utu - Shamash de los asiáticos; y el culto a la Venus romana sería la Astarté fenicia, es decir, perfectas correlaciones y mantenimiento en esencia de las divinidades a lo largo del tiempo y las culturas.
Se consideran helenísticos los grandes bloques de piedra que forman una gran plataforma sobre la que se construyó el templo de Helios y luego los romanos el de Júpiter. Esos bloques de piedra son de un tamaño desconcertante.
Entre ellos destacan tres enormes bloques conocidos como el trilithon. Cada uno de ellos tiene un peso estimado de 800 toneladas, lo que los convierten en los megalitos más grandes en una construcción humana superando con mucho a los de Egipto o Perú. En la fotografía de arriba se pude observar la plataforma en su parte oeste, en donde está el trilithon. En las dos fotos siguientes se puede observar el gigantesco tamaño de los bloques comparados con personas, que parecen hormigas abrumadas ante tal desmesura arquitectónica.
En la siguiente imagen se pueden ver otros megalitos que forman la plataforma sobre la que se construyó el templo de Júpiter. Tanto aquí como en las anteriores se puede ver claramente que encima están los bloques de piedra considerablemente menores (aunque también de gran tamaño) que sí se pueden considerar que entran dentro de lo normal en las técnicas constructivas griegas y romanas, porque los de abajo no son explicables por mucho que los historiadores quieran asignárselos al periodo helenístico, no solo porque estos no movieron nunca piedras de tal magnitud por ser de una dificultad que no merece la pena sino porque es tal que seguro que no podrían haberlo hecho, hasta el punto que ni siquiera ahora seríamos capaces.
Y estos megalitos no son los más grandes del lugar, pues en una cantera cercana se encuentra el bloque más grande del mundo, conocido como "la piedra del sur" o "piedra de la gestante", que tiene más de 21 metros de longitud y un peso de unas 1.200 toneladas. Increíble si no fuera porque allí está, bien a la vista, desafiando nuestra razón.
Los restos arqueológicos más antiguos que se han datado, en la base del templo principal, son de hace 5.000 años, de la Edad del Bronce antigua, es decir, de la Edad del Cobre en Europa, la época de las construcciones megalíticas. Se podría considerar entonces que la extraordinaria plataforma de Baalbek fue obra de aquellos hombres de hace miles de años que se empeñaban en construir con piedras de tamaños gigantescos, a veces casi imposibles, y que no sabemos muy bien cómo. Para otros investigadores esto es trabajo de otra civilización anterior en miles de años, aquella que es considerada madre de todas las demás posteriores que sí conocemos. Sea como fuere esto parece obra de los dioses y los gigantes... como las tradiciones y leyendas antiguas nos dicen...
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