jueves, 30 de junio de 2011

UN VIAJE AL CENTRO

Cuando, acercándonos a Chartres, vimos por primera vez en el horizonte las dos torres de la catedral, una repentina emoción nos invadió, pues empezamos a ser conscientes de que nos aproximábamos a un lugar y un momento únicos. Aquel magnífico templo gótico parecía llamarnos ahora más fuerte que nunca… ¿Cómo describir la sutil emoción y satisfacción de llegar hasta sus muros, maletas en mano todavía, y observar sus grandiosas portadas, y ver al ángel del reloj y al asno de la zanfonía…?




Al día siguiente, día del solsticio de verano, entramos por primera vez en la catedral, y fue como traspasar el tiempo, hacia el pasado y hacia el futuro que soñamos… Allí, en la nave central intuimos más que vimos el laberinto, oculto por numerosas sillas y la poca luz del templo, y en esa casi penumbra acentuada por el día nublado, se elevan las bóvedas de crucería hacia el cielo, el cielo azul de las maravillosas vidrieras, que te dejan hipnotizado por unos instantes al observarlas… es el azul de Chartres…
Aquel día no se produjo “el milagro del Sol”, porque las nubes impidieron que el rayo solar pasara por el pequeño orificio de una vidriera hasta el punto señalado en el suelo, pero ¿qué más da?, eso solo es una curiosidad elaborada siglos después de la construcción del templo, lo importante es que estábamos allí, sintiendo por primera vez el verdadero milagro de ese lugar, su energía, que se manifestaba en su poder de convocarnos y de invitarnos a la introspección, pues muchos sentimos la necesidad de permanecer allí solos, buscando en nuestras sensaciones y pensamientos, buscando el centro de nosotros…




Los dos días siguientes fueron los de la búsqueda de los sitios relacionados con la catedral de Chartres.
Primeramente fuimos al encuentro de los megalitos que rodean la ciudad, testigos de que estábamos en un lugar sagrado milenario… ¿ de hace 5.000, 10.000 años? No lo sabemos, pero los indicios indican una antigüedad más próxima a la segunda cifra. Lo más importante del día fue comprobar el estado energético y su posible corrección del dolmen “madre”, de enormes rocas semicaidas. Las personas más sensitivas, cuatro mujeres, afirmaron que lo habían corregido y que desde ese momento la red energética que lo une con los otros megalitos de la región se había reconectado, y humildemente los demás aportamos nuestra ayuda al lugar y a la red. En aquel día pasamos de la lluvia insistente de la mañana al radiante sol, justo cuando el trabajo energético en el dolmen comenzaba; ¿una señal, un indicio…? De la lluvia al sol, del agua al fuego… Y ya con el día abierto, soleado y ventoso, recorrimos otros sitios megalíticos de norte a sur en los que pudimos sentir su energía, y muchas veces presente en el horizonte las lejanas torres de la catedral, como una guía, un faro…



Al día siguiente opté por visitar junto a unas personas estupendas otra catedral relacionada con Chartres. Otra de la misma época y advocación: Notre Dame de París. Una verdadera joya que a pesar del gran número de turistas no pierde su encanto, pues es de una gran belleza, y de mucha energía… Afuera, en las torres, las quimeras mirando al horizonte, entre ellas el Pensador, ¿qué piensa, qué espera?, ¿habrá llegado ya el tiempo que piensa y que espera? Dentro el tiempo pasó rápido rodeados de luminosas vidrieras, abajo verdes y azules, arriba azules y rojas… y las sensaciones fueron muchas, incluidas la emoción y el compañerismo, que se acentuaron cuando “casualmente” nos encontramos con otros compañeros de aventura de Chartres. Y digo “compañeros” porque así lo sentimos todos desde el primer día: que estábamos todos allí para vivir unos días inolvidables, juntos y unidos con un pensamiento, un sentimiento y un afán similares.
Aprovechando la estancia en París recorrimos una línea considerada sagrada, la línea rosa, el antiguo meridiano cero que en esta preciosa ciudad se señala en la iglesia de St. Sulpice y que hacia el norte atraviesa St. Germain des Prés, antiguo templo merovingio, y llega hasta la plaza del Louvre, entre las dos pirámides de cristal. Simbolismo, arte, historia y modernidad mezclados…




Y llegó el viernes día 24, el de san Juan Bautista, y el laberinto de Chartres se despejó para poderse recorrer. Para ese día los compañeros españoles y de otros países habían aumentado en número, y todos dimos prioridad, cómo no, a hacer el laberinto. Realmente es algo único hacer el camino del laberinto, enroscado como una serpiente. El laberinto te invita y te lleva de nuevo a la introspección, te acerca y te aleja de su centro varias veces, consiguiendo que también lo hagas interiormente y que mientras tanto diversas sensaciones, pensamientos y hasta visiones vengan a los que lo recorren, dicen que por influencia del cambio de frecuencia energética que tiene el laberinto en sus distintas partes, hasta que por fin permite que llegues a su centro, a tu centro, y que sientas con claridad el calor de la serpiente telúrica, el calor de la serpiente interna.
Incluso los que no nos consideramos especialmente sensitivos pudimos notar la fuerza del laberinto. Imagínense los que sí lo son… Y todo ello en un ambiente de tranquilo y sereno entusiasmo.
En estas experiencias lo subjetivo es muy importante, pero no desde el punto de vista de que es algo imaginado o fruto de la sugestión, sino porque precisamente esto está dirigido para que cada uno tenga y viva las sensaciones que le correspondan para su elevación mental y espiritual. Por lo general no es algo que se pueda ni deba explicar, ya que uno mismo debe sacar sus conclusiones y enseñanzas con el tiempo. El que con mente abierta y tranquilidad ha permanecido en cualquier lugar sagrado lo comprenderá.
Y había una cuestión común: de alguna forma sabíamos que habíamos conseguido bajar energía del cielo hacia la Tierra, y que nosotros habíamos sido su canal al mismo tiempo que nos beneficiábamos de ella. Fue un descenso de la luz para que la Madre Tierra y nosotros nos eleváramos. ¿Es por eso que esta catedral está dedicada a Nuestra Señora de la Asunción?
Entre aquella noche y la mañana siguiente nos despedimos de aquella extraordinaria máquina energética y espiritual que es la catedral de Chartres, al mismo tiempo que nos despedíamos los compañeros, nunca con tristeza, sino con alegría y cordialidad, con la sensación de que nos conocíamos de hace mucho tiempo y con la conciencia de haber vivido ya unos días únicos que nos hermanarán para siempre. Nos volveremos a ver en el camino, no dudéis de esto.



Atrás dejé la cabeza de la serpiente telúrica, principio de los 1.600 km. del Camino de Santiago que allí comienza, y al finalizar el día regresaba a Jaén, que siempre emociona al ver en el horizonte su monte sagrado y la catedral con sus dos torres, otro templo que es un lugar de poder, que simbólicamente es otra cabeza de serpiente-dragón, bajo la advocación de Nuestra Señora de la Asunción… De un centro sagrado a otro, y a mi centro…


jueves, 16 de junio de 2011

CHARTRES Y LA REACTIVACIÓN DE LOS LUGARES SAGRADOS. 3/3

Del 21 al 24 de junio muchos de nosotros ayudaremos a reconectar la Tierra con el Cielo, activando las antiguas Puertas o Conexiones, que se cerraron en tiempos remotos, para equilibrar la baja energía vibracional de nuestro planeta con las intensas energías que están llegando del Cosmos y que se canalicen adecuadamente, ayudando a que el parto de la Tierra sea lo más liviano posible y a la elevación de la conciencia individual y colectiva, contribuyendo a crear la masa crítica necesaria para dar el Salto que un futuro prometedor nos ofrece.
Para ello, personas procedentes de muchos lugares acudiremos a la catedral de Chartres para activar esa poderosa máquina energética que es su laberinto el viernes 24, que es el día de la semana que se abre al público y además coincide con san Juan. Lo haremos tras comenzar la reconexión el 21, día del solsticio de verano, y en los días siguientes reactivar las conexiones telúricas y el poderoso circuito de dólmenes que rodean a este lugar y que están orientados hacia determinadas estrellas.


Catedral de Chartres.



Chartres es el lugar más sagrado de Francia desde tiempos remotos, el gran santuario galo de la Madre Tierra y el oráculo solar druídico. Esta prodigiosa catedral fue conscientemente construída sobre el cerro de Carnutis, la Is (o lugar sagrado) de los Carnutos, nombre que significa los Guardianes de la Piedra. Porque en él estaba emplazada la Piedra Sagrada de la diosa Belisana, el dolmen que hoy yace oculto bajo la excepcional catedral, pisando (controlando) la cabeza de la gran Serpiente Telúrica (Wouivre) de la Europa occidental y mediterránea, como hoy hace una de las dos Vírgenes que rigen la catedral.
Hasta allí viajaron desde tiempos remotos las gentes de las Galias en busca de curación. Y allí acudiremos a revitalizar la Serpiente Telúrica con ayuda de las fuerzas celestes, a poner en marcha ese maravilloso instrumento musical-vibratorio que es la más prodigiosa de las catedrales góticas.
El hecho de que dos puntos de cita fundamentales sean Chartres y Compostela es porque están construídas sobre poderosos lugares megalíticos que, como todos los otros donde se alzan estas piedras, actúan como agujas de acupuntura para la Tierra, y porque, si Chartres es la cabeza de la Serpiente telúrica y fue oráculo solar de los druidas, Compostela es la cola de esa gran Serpiente y fue oráculo lunar druídico, siendo así respectivamente el principio y el final de la magnífica corriente energética del occidente europeo que originó el Camino de Santiago.
Chartres encabeza los lugares sagrados del norte de Francia, cuyas principales catedrales, como son las de París, Amiens o Ruán, están dedicadas, como la de Chartres, a Notre-Dame, Nuestra Señora, la Diosa Madre que con el cristianismo se sincretizó en la Virgen María.
Compostela es el lugar central de una serie de sitios que se dirigen hacia el Atlántico, hacia el fin de la tierra, como Finisterre, Muxía, Noia o Padrón, en los cuales el culto a Santiago y a Nuestra Señora la Virgen María siempre está presente.


Catedral de Santiago de Compostela.



Finisterre, el final ancestral del Camino de Santiago.



A todos los que lean estas líneas y se sientan más que interesados, llamados por esta gran ocasión, les animo a que participen, a que ayuden en esta conexión sagrada cosmo-telúrica que nos acercará al padre Sol y a la madre Tierra. No es cuestión de supersticiones ni mal entendidas magias, es cuestión de energías, de vibración y frecuencias, todo en la Creación es energía manifestada de diversas formas, y sus ciclos están presentes en lo más grande y lo más pequeño, y en ellos hay bajadas y subidas del nivel vibratorio… ahora estamos en un ascenso… Y por encima, la mente, que modula, que crea… todo es mental… Los que sepan, aunque básicamente, de hermetismo, la sagrada ciencia de Hermes - Thot, lo comprenderán…
Para los que quieran participar transcribo las palabras de Enrique de Vicente de cómo hacerlo. Cuantos no puedan acudir a Chartres podrán participar activamente a partir del 21 de junio, pero especialmente el 24, en torno a todos los lugares megalíticos, pero también en cualquier otro lugar o casa donde se reúnan en torno a un cuarzo, la piedra que mejor conduce las energías telúricas. También en las catedrales o lugares donde, con certeza, haya habido megalitos, con tal de que el terreno no haya sido taponado con cemento. Eso es lo que lamentablemente hicieron en la catedral de Compostela con motivo de reducir las humedades que producían las corrientes de aguas subterráneas que ayudaban a hacer fluir la energía, pero, como la catedral se sitúa sobre uno de los puntos claves de la gran Serpiente telúrica, quienes quieran pueden hacerlo allí o en los lugares megalíticos y geoglíficos que van de allí hasta Finisterre, aunque no tenemos la certeza de que la activación de Chartres sea capaz de “destaponar” aquel antiguo lugar sagrado.


Dolmen de Menga, Antequera (Málaga)



Nunca debería hacerse cerca de un volcán, por muy inactivo que esté, ni en las costas o playas, debido a la poderosa naturaleza eléctrica de las fuerzas que intentaremos movilizar.
¿Por qué especialmente el 24 de junio? Porque estaremos en la catedral de Chartres ese día, viernes, que es cuando dejan recorrer su laberinto, entre las 10 y 19 h. Coincide además que es el día de san Juan Bautista.
¿Cómo?
De pie, imaginándonos que somos como un tubo o como una aguja de acupuntura que se introduce en la Tierra y la conecta con el Cielo (o quien lo visualice mejor, como un árbol cuya punta toca el Cielo y que hunde sus raices en la Tierra).
Visualizamos que hay una energía luminosa que baja del Cielo, que entra por nuestras cabezas, y que despierta las redes telúricas, las venas por la que discurre la sangre de la Tierra.
Esa energía siempre desciende a la Tierra, que es la que necesita ser activada y equilibrada. Nunca la hacemos ascender hacia arriba, pues conseguiríamos el efecto contrario al deseado.
Nosotros somos los transmisores, los canales que conectamos la Tierra con el Cielo, los interruptores que conectamos la corriente eléctrica, para que fluya por las venas telúricas. Porque los seres humanos tenemos esa capacidad. Investigadores como el Dr. Havelock Fidler han demostrado que los megalitos están cargados (o no) con una energía de origen humano, que es transferible de unas piedras a otras.
Quienes estemos en una catedral o lugar megalítico o petroglífico podemos irnos desplazando y “poner agujas”, una y otra vez, en torno a los mismos, como si activáramos diferentes puntos de los meridianos de acupuntura terrestres.
Quienes estén en otros lugares podrían poner cuarzos en el centro y hacer el trabajo en torno a ellos. Luego, pueden coger cada uno un cuarzo con sus manos, visualizando el Laberinto de Chartres, hermanándose con todos los que estaremos allí, trabajando para poner en marcha esa poderosa maquinaria creada por las hermandades de constructores en el lugar perfecto. Ahora es el Momento.
Lo más importante es que cada uno de los seres humanos que participemos, en cualquier lugar, sintamos que estamos conectados con la Cadena de Luz. Que hagamos todo con amor, con alegría, con risa.
Es como un nuevo nacimiento de las redes telúricas, de las venas de la Tierra. Como si estas fuesen recorridas por una nueva sangre, por una nueva electricidad, impregnadas por el símbolo del amor y la alegría, insertando estos sentimientos en ese nuevo despertar de las venas de la Tierra. Como si nuestro planeta fuera un ser vivo y su sangre recibiera una nueva información de amor y alegría.
Porque, como sostienen tantas Tradiciones, la Tierra ahora va a darse a luz a sí misma, como si fuese una partenogénesis. Como también lo hará el Sol, dando nacimiento al Sexto Sol que anuncian las Tradiciones mesoamericanas.
Por eso es tan importante ahora el despertar de la Luz en la Luz. En cierta manera, la mujer ha de hacer el mismo proceso que la Tierra, y el hombre el mismo proceso que el Sol, para nacer a un nuevo mundo en el cual el uno no dependa del otro, sino que formen un Nuevo Ser entre los dos.


El laberinto de la catedral de Chartres.

miércoles, 15 de junio de 2011

CHARTRES Y LA REACTIVACIÓN DE LOS LUGARES SAGRADOS. 2/3

Concienciado y comprometido con la idea de que estamos viviendo una época fundamental, Enrique de Vicente hace unos interesantísimos comentarios sobre el significado simbólico del dibujo y el texto proféticos sobre Chartres y Compostela. Cuenta lo siguiente:
El dibujo y el texto, ambos profundamente simbólicos, aluden a un antiguo secreto relacionado con la gran pauta profética y conocido desde tiempos remotos por muchos iniciados. Todos ellos coinciden en que hay un tiempo en el que se iba a producir la gran Revelación (palabra que en griego es Apocalipsis). Ese tiempo está muy cercano, como sugieren multitud de indicios.
En el grabado, el ángel que preside la escena procede del Atlántico, como la gran corriente energética que antaño se cerró y que en torno al 21-24 de junio de 2011 volverá a abrirse, la misma dirección hacia la que apuntan las rutas de megalitos y petroglifos distribuidas en toda la cornisa atlántica. Entre ellas están las de Finisterre, que forman parte del Camino secreto de Santiago, recorrido por los iniciados que no se detenían en Compostela, prosiguiendo su andadura hasta el mar, como lo hicieron muchos otros antes del Cristianismo.
El lugar más cercano a la estrella de 8 puntas que hay sobre la cabeza del ángel es Chartres. Y sus dedos índices señalan a Compostela y Turín.



Catedral de San Juan Bautista de Turín.



A nosotros sólo nos interesa la primera ciudad, pues nuestro sendero es el de la mano derecha, aquel que no busca la consecución de poderes sino el que siguen quienes van al encuentro de sí mismos y buscan desinteresadamente lo mejor para ellos, para la Humanidad y para la Tierra: es el Camino de Santiago, la Vía de las Estrellas y de la transmutación alquímica. Mientras que el sendero de la mano izquierda es el de la búsqueda del poder a través de la magia y ese brazo izquierdo del ángel pasa por Lyon y Turín, reputadas desde antaño como capitales del ocultismo (aunque la última, relacionada por muchos con el “satanismo”, albergue la Sábana Santa). Por el contrario, muchos magos y alquimistas, como Nicolas Flamel, realizaron el Camino de Santiago como una prueba y un acto de humildad.
Chartres nos invita, como a los iniciados que recorrían el Camino de Santiago, a enfrentarnos a la gran prueba: la prueba del Laberinto. Pero ¡cuidado!, porque uno puede entrar en el Laberinto, como lo hizo Teseo, con malas artes y engaños, y matar al Minotauro desde el poder, y eso le desviará hacia el sendero de la mano izquierda.
En el muro meridional de la torre sur de la catedral de Chartres hay dos esculturas a las cuales aluden los versos que acompañan a la imagen y que, junto a otra serie de elementos que conforman un “mapa” cósmico, señalan cuándo habrá llegado el momento.


El ángel del reloj de sol, catedral de Chartres.




El asno de la zanfonía, catedral de Chartres.



Una es el ángel que sostiene un reloj solar y señala el tiempo preciso. En los versos se dice que “romperá el reloj, significando que el tiempo ha terminado”.
Junto a él vemos ese “asno vigilante” (como se le conoce) que sostiene una zanfonía o cítara, y en los versos se dice que “hará sonar” ese instrumento de cuerdas. En su obra “Description de la cathédrale de Chartres” (1850), el sacerdote Marcel Joseph Bulteau nos pone sin saberlo tras la pista correcta: le llama la atención el asno que toca una suerte de arpa que aparece sobre un monumento egipcio reproducido por Champollion-Figeac en su obra “L´Egypte ancienne”. El asno rojo fue para los egipcios un animal asociado a Seth y Tifón, divinidades de la destrucción. Y “casi universalmente es el emblema de la oscuridad o incluso de las tendencias satánicas”, como señalan Chevalier y Gheerbrant en su definitivo "Diccionario de los símbolos". Este animal representa al elemento instintivo del ser humano, que debe ser cabalgado y sometido por el espíritu. Para otras tradiciones, en cambio, añaden estos autores, es un animal sagrado, como en los Misterios iniciáticos apolíneos, dionisíacos o en Delfos, siendo la montura de los inmortales taoístas. Está “vinculado a Saturno, el segundo Sol, que es la estrella de Israel”, con el que algunos identifican a Yahvéh.
En el cielo existen dos estrellas identificadas desde antiguo como “el asno del Sur” (Asellus Australis, llamada “la Punta” por los árabes) y “el asno del Norte” (Asellus Borealis, conocida por los chinos como “la tercera estrella del fantasma”). Son dos de las estrellas principales de la constelación de Cáncer, signo zodiacal por el que el Sol inicia su recorrido en el solsticio de verano, el 21 de junio, fecha señalada por las antiguas tradiciones para la apertura de las Puertas Celestes.
Las otras dos alusiones a ciudades en los versos tienen un profundo significado mítico y simbólico. Una es la supuesta cabeza del Bautista trasladada a la catedral de Amiens en 1206. La otra es que tras morir en 1199, el corazón de Ricardo Corazón de León (hijo de la gran iniciada y poderosa mujer Leonor de Aquitania) fue enterrado en la catedral de Ruán.




Catedral de Amiens y el supuesto cráneo de san Juan Bautista que alberga.




Catedral de Ruán.



El destino ha querido que el viernes (único día en que se despejan las sillas que cubren el Laberinto de la catedral de Chartres) más cercano al solsticio sea 24 de junio, día de san Juan Bautista, figura excepcionalmente sagrada para templarios, masones, cátaros y tantas otras corrientes iniciáticas en todo el mundo: el día del Jano bifronte, en el que nos enfrentaremos a la encrucijada. De esta manera podremos recorrer ritualmente el laberinto de Chartres multitud de personas llegadas de diversos lugares, durante todo el día, activando así ese poderoso motor cosmo-telúrico.
Gracias a que le mata su hermano, el asno Seth, Osiris puede resucitar. Ha llegado pues el momento, para quienes acudan a Chartres, de prepararse para morir y renacer como hombres/mujeres nuevos, como lo hicieron Osiris y Jesús, que nace en presencia de una mula (cuyo simbolismo es idéntico al del asno) y entra a Jerusalén como mesías a lomos de un asno, para morir y resucitar en la siguiente semana. Para ello hay que saber tocar la melodía adecuada, como hace el asno. Porque Chartres es, ante todo, un instrumento musical único.
Como ya se hizo en torno al equinoccio de primavera, entre el 21 y el 23 de marzo, en la Gran Pirámide de Giza, así lo haremos en Chartres, activando la corriente telúrica que devolverá su energía primigenia a Compostela y a multitud de catedrales, megalitos y lugares sagrados de toda Europa. El código perdido desde antiguo está pronto a ser reencontrado. Ese poderoso instrumento musical que es la catedral de Chartres entonará la melodía precisa y el Ángel tocará su trompeta.




El laberinto de la catedral de Chartres.

CHARTRES Y LA REACTIVACIÓN DE LOS LUGARES SAGRADOS. 1/3

Se acerca el solsticio de verano y su consiguiente día de san Juan Bautista, días de máxima energía solar y que, por tanto, son fechas muy señaladas tradicionalmente, pero en este año van a ser todavía más especiales. Así lo consideran los iniciados en el conocimiento sagrado, ancestral y perenne… Estamos en el año en el que los lugares de poder tienen que resurgir; los dólmenes, menhires, cromlechs, pirámides, ciertas catedrales y otros templos tienen que volver a tener el nivel de energía cosmotelúrica por la que fueron diseñados y construidos formando una red mundial para el bien de la humanidad. Por tanto, estamos en una época clave para la humanidad, y esta debe implicarse…
Lo que quiero contar y expresar lo podría haber empezado de otras maneras, pero una circunstancia destacada me hace inclinarme por esta en particular, la de la “casualidad” de tener en mis manos un libro, “Curiosità e misteri di Torino”, de Renzo Rossotti, del que extraje un interesante texto sobre el “ángel de la estrella” que une Chartres, Santiago de Compostela y Turín, y que incluye una poco conocida profecía sobre el fin de los tiempos:

Un ángel vuela en el corazón de Europa. En el pelo tiene una estrella brillante, en una de las alas Amiens, Ruán, Chartres y París, casi toca con el brazo Lyon. Su mano izquierda indica Turín, con la derecha Santiago de Compostela. Él es un ángel representado en un grabado de finales del siglo XVII, descubierto por casualidad en la cubierta de un viejo almanaque almacenado en un restaurante de Chartres.
Se podría interpretar como una especie de guía celeste para los peregrinos, atraídos por la catedral, que en multitud rezan para trasladarse a lo largo de las rutas conocidas para completar el viaje a Santiago de Compostela.



Suspendido en el cielo europeo, el ángel estrellado fue utilizado para identificar las etapas de la Vía Láctea creada por la religión, una especie de cometa mágica. Por encima, en el fondo del grabado se pueden ver las Islas Británicas, el Canal de la Mancha y bien claro Londres. Turín con Lyon y Londres a menudo se consideran como "mágicas" junto a Praga, sin embargo, esta no se ve pues está fuera del espacio que rodea al ángel.
Turín parece lejos de las rutas de las catedrales, sólo apoyan su inclusión en el mapa misteriosos designios. Hay personas que piensan que el grabado original pudo haber sido hecho después de que la Sábana Santa fue llevada de Chambery a Turín, guardándola en la catedral de San Giovanni. Más imaginativa interpretación es que Turín, con Chartres y Santiago de Compostela, sería uno de los vértices del gran triángulo del ángel que sintetiza una fuerza "mágica".
El mensajero alado parece en sintonía con el dragón, también de origen antiguo, idéntico al que en Londres marca la frontera con la City y los dos dragones que sostienen el emblema de la capital británica. En un grabado se representa con un ala que llega a Praga, las garras plantadas en Lyon y Turín, y Londres en el pico de la boca.



Praga vibra misterio kafkiano grabado en piedra, que repite a quien le pregunta la locura del Golem, y Fausto sigue persiguiendo el misterio último de la Cábala; es la punta de las alas del dragón. Lyon, entre el Ródano y el Saona, parece contener bajo la apariencia de su guiñol las cenizas de la romana Lugdunum desaparecida por Séneca. Lyon es como el comienzo de un túnel lleno de sorpresas y de incertidumbre en su punto de llegada. Londres, en la majestuosidad de las torres de Wren, fue la sacralidad de su rey, y emana de Westminster un encanto que apareció antes de Merlín y continuó hasta bien después de Shakespeare.
Turín es el único sitio que está en el mapa con el ángel y está con el dragón en este lado de los Alpes. Aquí, al pasado romano y la historia medieval, inagotable río, se añade la leyenda de Faetón, hijo de Helios, que es el Sol, que guiaba el carro de fuego de su padre. Acercándose demasiado a la tierra, Zeus, por temor a que la incendiase, lo golpeó con un rayo. Faetón, herido, cayó en el río Eridano, es decir, el Po, cerca de Turín. En la Metamorfosis de Ovidio se nos da una explicación naturalista de esa leyenda, con el Sol, el calor abrasador del verano, las tormentas y la lluvia sin la cual se quemarían los cultivos y los árboles.
Aceptando, aunque sea como hipótesis, el concepto de lo mágico, queda la duda si es aplicable a algo concreto y amplio en gran medida como una ciudad. Para Sir James Frazer, la magia puede cofigurarse como etapa necesaria en el camino a la religión. Por lo tanto, incluso para una ciudad, su valor "mágico", su, si podemos llamarlo así, "peso arcano", sería algo intangible vinculado a una creencia antiquísima, incluso a una inicial alquimia remota de la cual no queda más que un pálido recuerdo.
Pero el ángel que vuela sobre Europa está acompañado de un comentario que no puede dejar de intrigarnos. Dice:

Cuando desde Turín
el ángel llamará Le Penseur,
en Notre-Dame aullido de quimeras
y se despertará el ángel de Chartres,
que romperá el reloj
significando que el tiempo ha terminado.
El asno hará sonar la zanfonía.
En Amiens brillará la cabeza
del Bautista y el ángel no llorará más.
En Ruán volverá a latir
el corazón de Ricardo
y la armonía de las campanas
anunciará al Salvador.

Una profecía que parece anunciar el fin del mundo después de una señal dada en Turín por un ángel difícil de identificar, oculto en cualquier iglesia turinesa, en una pintura o, más probablemente, tallado, pero desde luego no hay evidencia. El ángel llamará Le Penseur, es decir, "El Pensador", una de las más célebres entre las muchas quimeras que en París adornan las torres de Notre-Dame.



La quimera "el Pensador", de la catedral de Notre-Dame de París.


Las quimeras gritando y en la catedral de Chartres el ángel que sostiene un reloj, en realidad un reloj de sol, lo romperá. El asno músico, otro monumento de la iglesia, hará sonar la zanfonía. En ese momento, en Amiens el cráneo de Juan Bautista brillará y el ángel que llora, una conocida escultura conservada en el templo, dejará de hacerlo.


El ángel llorando, de la catedral de Amiens.


Bajo la bóveda de la catedral de Ruán, dentro de la custodia de piedra, de nuevo latirá el corazón de Ricardo, rey de Inglaterra. Entonces las campanas sonarán para decirle al mundo que el Salvador está volviendo. Una profecía insólita y, pensamos, poco conocida. Se conecta Turín a las otras ciudades sobrevoladas por el ángel y, sobre todo, la une a las tres catedrales que hemos dicho, Chartres, Amiens y Ruán.

Este es el texto del libro de Renzo Rossotti que describe el grabado del “ángel de la estrella” y su enigmática profecía. Para este autor italiano parece que no es más que otra de las curiosidades históricas que recopila en sus obras pero para otros es mucho más. Enrique de Vicente (periodista y escritor, director de la revista Año/Cero), cuando leyó este texto, enseguida pensó que es una prueba más, entre otras muchas, de una antigua tradición que vincula a Chartres y otros lugares con "el fin de los tiempos" y el Apocalipsis bíblico, teniendo en cuenta que nadie debería confundir estos términos con el fin del mundo ni identificarlos con algo a lo que debamos tener miedo; por el contrario, Apocalipsis es una palabra griega que significa Revelación. Siguiendo con los comentarios que Enrique de Vicente hizo al respecto, recuerda que ese libro simbólico que cierra la Biblia termina en su capítulo 21 con el maravilloso descenso a la Tierra de la “Jerusalén Celestial”, precedido por las palabras “vi un cielo nuevo y una nueva tierra”. Su capítulo 22 y último, que se refiere a la venida del espíritu crístico, se inicia con la visión de “un río limpio de Agua de Vida”, junto al cual está “el Árbol de la Vida” que otorga la inmortalidad y cuyos frutos se denegó comer a Adán y Eva, suponiendo su expulsión del Paraíso; y añade el Apocalipsis: “y no habrá más maldición... no habrá allí más noche... porque el Señor los iluminará, y reinarán por los siglos de los siglos”.
Es cierto, el Apocalipsis, al contrario de la opinión general, es un libro de esperanza, pues es la promesa de un nuevo y mejor mundo, para cuyo inicio da una serie de señales o avisos que se producirán al final del viejo mundo. Da las claves que significan que el tiempo ha terminado, como dice el texto que acompaña la imagen del ángel de la estrella; es el tiempo, y nuestra vivencia del mismo como prisión mortal, el que se anuncia va a terminar y no el mundo, sino este mundo que dejará paso a uno nuevo.
Enrique de Vicente considera que el momento en el que todo esto comenzará es el nuestro. Se basa en sus muchos años de estudios sobre las profecías y los indicios que hay en numerosos antiguos monumentos de todo el planeta y que le corroboraron varios sabios, comenzando por uno que encontró en Chartres mientras realizaba su Camino de Santiago. Así está señalado por los mapas astronómicos y simbólicos encriptados en esta catedral francesa y toda la zona que la rodea, comenzando por ese “ángel que romperá el reloj (solar) significando que el tiempo ha terminado” y ese asno que hará sonar la zanfonía, a los que alude el texto profético.
¿Será el final del Quinto Sol, al que aluden todas las tradiciones proféticas mesoamericanas, y el comienzo de uno nuevo?


Catedral de Chartres.