Por tanto, en una catedral de estas características hay que suponer que muchos de sus elementos están ahí por alguna razón más allá de la aparente. Y hay uno que si para la mayoría de los turistas pasa desapercibido o solo es una simple curiosidad, como tantos otros que hay en el templo, para los "buscadores" puede significar algo más, y no digo ya si es de Jaén como es mi caso. Tiene la torre de la Giralda, maravilloso sincretismo artístico de la España musulmana y cristiana, dos puertas junto a ella para entrar al recinto catedralicio: la Puerta de la Epifanía o de los Palos, y una discreta puerta secundaria que da al Patio de los Naranjos, la Puerta del Lagarto.
En cuanto supe de su existencia no pude remediar el acordarme del Lagarto de la Magdalena, protagonista de la principal leyenda de la ciudad de Jaén y que es la base de la investigación que me llevó a escribir "El Dragón de Jaén"; el lagarto - dragón que es su símbolo inmemorial y que está presente hasta en el escudo de la catedral y en el de algunos de sus obispos desde recién conquistada la ciudad por Fernando III el Santo allá por 1246. Por eso, en mi visita reciente a la catedral sevillana me documenté sobre este asunto y me sorprendí gratamente con el Lagarto de Sevilla. Resulta que no solo es el nombre de una puerta sino también de toda la nave a la que esa entrada da en un lateral del Patio de los Naranjos, y es que en esa nave, junto a la puerta hay un cocodrilo colgado del techo, el popular lagarto; ahora se trata de una reproducción en madera pero en su día fue un auténtico cocodrilo disecado el que presidía la nave... En Jaén, como representación del lagarto que murió reventando por el cebo con yesca ardiendo que devoró, la piel de un cocodrilo o caimán se mostraba en uno de los muros de la iglesia de San Ildefonso.
El Lagarto de la catedral de Sevilla.
¿Cuál es la historia del Lagarto de la catedral de Sevilla? Hay que remontarse a la Edad Media, y es una historia semilegendaria. Parece ser que el soberano de Egipto, Al-Malec, tenía gran interés en que el rey castellano Alfonso X el Sabio le concediera la mano de su hija, doña Berenguela. De esta manera, Al-Malec envió a Sevilla un lujoso cortejo en 1261 con grandes y exóticos regalos para convencer al rey español. Pero otro motivo para la llegada de este magnífico cortejo lo apunta el mismo Alfonso X en su Libro del Tesoro, conocido como "el Candado" por su difícil interpretación. Alfonso X oyó hablar de un importante astrólogo de Egipto y lo mandó a buscar. Entonces, el cortejo se debería a la llegada a Sevilla del gran astrólogo. Es conocido el interés que tenía por las ciencias y especialmente las esotéricas el rey Alfonso X, que por eso se le apodó como el Sabio, hijo del también enigmático Fernando III el Santo, conquistador de Sevilla y Jaén, ciudades ambas en las que tanto el padre como el hijo dejaron un legado histórico y esotérico destacado.
De entre los animales que ese lujoso séquito traía como regalo se incluía un cocodrilo vivo, es decir, un enorme lagarto a los ojos de los españoles, que al poco murió y fue disecado y puesto donde ahora sigue estando su copia en madera, dando nombre a una puerta y una zona de la catedral hispalense. Con estos personajes de por medio y sabiendo la significación religiosa que tiene el cocodrilo en el antiguo Egipto, no sería de extrañar que el reptil estuviera dando otra pista más del mensaje hermético de la catedral... El dios cocodrilo Sobek, señor de las aguas, dios de la fertilidad y la vegetación, que en su faceta oscura es un demonio asociado a Seth; el monstruo Ammit con cabeza de cocodrilo, el devorador de los corazones de los difuntos que no superan el Juicio de Osiris en el inframundo; y la diosa Taueret con cabeza de hipopótamo y cola de cocodrilo, diosa de la fertilidad, la Grande, la Misteriosa del horizonte, que, como Sobek, se le relaciona con las estrellas del Polo Norte, siendo representada junto a un cocodrilo como una constelación circumpolar, precisamente la que después los griegos denominaron como la del Dragón...