Un antiguo cuento cátaro nos dice que había un hombre con un solo ojo en medio de la frente, como un cíclope, que tenía tres hijas por casar y esperaba pretendientes. El primer aspirante es un rey, pero era el rey de los cuervos. Acude para pedir a una de las hermanas por esposa, no le importa cuál de ellas. El padre se lo piensa y luego le pregunta a las dos hermanas mayores, que, entre risas, dan una respuesta negativa. La menor no es consultada pues tan solo tiene diez años. Entonces el padre le dice al cuervo rey que ninguna de sus hijas le entregará como esposa, por lo que este entra en cólera y le saca al hombre su único ojo, diciéndole que recuperará la vista si le entrega una de sus hijas. Acude el desesperado hombre a su hija menor y ella le explica que habría dicho sí desde un principio si le hubiera consultado, y efectivamente, ella dice sí.
Se celebra la ceremonia que es magnífica. Después los servidores cuervos llevan a la esposa hasta un maravilloso castillo lejano que se encuentra en una isla en medio de los mares. El rey cuervo va también hasta allá y le expone lo siguiente: él y su pueblo solo son cuervos en apariencia; un malvado bribón les ha reducido al estado de animal, pero recuperarán la forma humana si la reina sigue las instrucciones de su marido. Aún demasiado joven, deberá esperar siete años antes de convertirse en mujer y, hasta entonces, no deberá intentar jamás conocer los verdaderos rasgos del rey.
La reina niña espera con paciencia, tiene añoranza de su familia y se hace amiga de una vieja lavandera, pero no sucumbe a la curiosidad... hasta la misma víspera del día fijado, el día en el que cumple diecisiete años. Contempla entonces por la noche los rasgos de un encantador joven, pero para seguir separada de él: el poderoso malvado se lo lleva para encadenarlo en la cima de una montaña.
La reina toma conciencia de su responsabilidad y del hecho de que solo ella tiene el poder de salvar a su marido y al pueblo de los cuervos. Su amiga la lavandera le da un cuchillo de oro y zapatos de hierro. Cuando ella haya utilizado los zapatos entonces su marido se salvará si ella quiere.
La reina camina durante años y busca. Visita el país donde siempre brilla el Sol y el país que pertenece a la Luna. Y el país de la Noche. Con el cuchillo de oro mata a un malvado lobo. Ella camina y camina... la hierba canta bajo sus pies y, después de sus agotadoras jornadas, la hierba es azul y canta día y noche. Todavía más lejos, la hierba azul que canta día y noche rompe el hierro de sus zapatos, y entonces la reina agarra la hierba y continúa descalza, cruza el mar y llega a la vista de una gran montaña que resulta ser donde su marido está prisionero. Sube la montaña y se encuentra con que el rey cuervo está custodiado por dos lobos, uno negro y otro blanco, pero no son obstáculo, con decisión los mata y de esta manera ya llega hasta él, rompe las cadenas y lo libera. Entonces el rey, como al mismo tiempo todo su pueblo, se convierte de nuevo en humano... y reina y rey se funden en un amoroso abrazo.
Bajo la forma de cuento se oculta una búsqueda espiritual. Es interesante que cuando es necesario tanto el rey como la reina utilizan la fuerza para alcanzar sus nobles objetivos, como obtener la liberación de su pueblo. Se encuentra aquí por tanto una óptica de dualismo moderado: el mal empleado para el restablecimiento del bien. Pero quizás no llegue hasta eso, porque otras lecturas de la violencia se pueden hacer, muy posiblemente como una lucha interior.
Las indentidades de los personajes son esotéricas. El hombre-cíclope no ha salido aún de la animalidad y no sabe que posee el ojo del Conocimiento en su frente. Las dos hijas mayores son almas todavía incapaces de asumir una búsqueda, un combate consigo mismas. Los cuervos, y en primer lugar su rey, son espíritus prisioneros de la materia. La joven casada es el alma consciente, pecará pero reparará su falta. La hierba azul muestra el poder de la voluntad que se afirma a lo largo de la búsqueda: al final es capaz de romper el hierro de la materia y de liberar al espíritu. Y si el largo esfuerzo de la reina es coronado por el éxito no lo es porque lo ha hecho solo para ella sino también por otro. El esfuerzo de redención hecho para uno mismo no tendría éxito sin el amor a los demás.
Otros detalles reveladores tiene este cuento, pero los dejo para que los lectores más despiertos los interpreten...