sábado, 28 de noviembre de 2009

LA MESA DE SALOMÓN: ¿DÓNDE ESTÁ? 1ª parte

Un objeto hecho de oro, incrustado de numerosas piedras preciosas, que contenía de forma encriptada, mediante un diseño geométrico y alfanumérico, el Nombre de Dios, el Shem Shemaforash, el Nombre de Poder secreto que es la clave o principio básico de la Creación, unas palabras que solo el sumo sacerdote conocía y que pronunciaba una vez al año al Arca de la Alianza para renovar el pacto divino. Un objeto de conocimiento y, por ello, sagrado que el sabio rey Salomón mandó hacer y que guardó en su famoso Templo de Jerusalén. Se trata de la Mesa, Espejo, Tabla o Cofre de Salomón.
Un objeto así es normal que haya levantado desde hace siglos, milenios, el interés y la codicia de los hombres, con buenas o malas intenciones.
Las numerosas crónicas y leyendas orientales y occidentales, hebreas, árabes y cristianas, que describen este objeto y hablan de sus propiedades y ubicación a lo largo del tiempo parecen confirmar su existencia, importancia y sacralidad, pero nada hay seguro y quizás no sea más que un objeto con valor material; además es posible que la Mesa, el Espejo y el Cofre fueran diferentes objetos y no las diversas denominaciones de uno solo como se suele interpretar. De todas formas, es tal la insistencia de estas historias y leyendas hasta nuestros días que no hay más remedio que darle una aceptable credibilidad. Y lo fundamental, sabiendo el supuesto enorme valor sagrado de la Mesa de Salomón, es saber dónde está, pero eso se antoja tan difícil como su significado.
La historia que se suele relatar es la siguiente:
Tras el reinado de Salomón en el siglo X a.C., Israel fue invadido y su Templo saqueado y destruído por los babilonios regidos por Nabucodonosor II en el 587 a.C. Es posible que el tesoro sagrado hubiera sido escondido por los sacerdotes judíos en algunos subterráneos secretos del Templo o cercanos. Con la construcción del segundo templo el tesoro tuvo de nuevo un lugar apropiado, pero en el año 70 las legiones de Tito Flavio toman y saquean Jerusalén incluyendo el nuevo templo y sus objetos sagrados, que esta vez parece ser que no pueden ser escondidos y son llevados a Roma, siendo colocados en el templo de Júpiter Capitolino y después en los palacios imperiales; de esto hay testimonio del historiador Flavio Josefo, que habla de una mesa de oro junto al candelabro de oro de siete brazos, apareciendo este último en las esculturas del arco triunfal de Tito en Roma. ¿Es esa mesa de oro la Mesa de Salomón?
En plena época de desmembramiento del Imperio Romano, en el 410, los visigodos de Alarico toman Roma y saquean los tesoros, que pasan a formar parte de su llamado tesoro antiguo o sagrado. Tras unos años en Italia y la Galia lo depositaron en Tolosa, en la actual Francia, la capital goda desde el 418. El destacado historiador del siglo VI Procopio de Cesarea (Palestina) confirma que Alarico escapó con los tesoros de Salomón, los que en tiempos antiguos habían sido tomados de Jerusalén por los romanos. El tesoro sagrado o antiguo era patrimonio de la nación visigoda y, por tanto, intocable, a diferencia del tesoro real, que constituía la reserva monetaria del estado. En el 507, después de la derrota ante los francos en la batalla de Vouille, los visigodos de Alarico II se instalaron definitivamente en Hispania y el tesoro fue llevado a Toledo, la nueva capital de su estado, donde fue guardado en un palacio secreto o en una cueva conocida como Gruta de Hércules.
El rey Rodrigo, según la leyenda, entró en la casa o palacio cerrado con muchos cerrojos o cueva secreta y vio la Mesa de Salomón o abrió el Cofre, viendo mágicamente las imágenes de aquellos que acabarían con su reino, que no fueron otros que los musulmanes que en el 711, al mando de Tariq, invadieron España. Estos llegaron hasta Toledo, apoderándose del tesoro antiguo godo, que estaba en la Mansión de los Monarcas, donde se dice que encontraron la mesa en la que estaba inscrito el nombre de Salomón y otra mesa de ágata, junto a un espejo mágico, grande y redondo formado por una aleación de metales, también de Salomón, en el que si se miraba se podía ver en él la imagen de los siete climas del universo. ¿Es la primera mesa con el nombre de Salomón o el espejo mágico la famosa Mesa de Salomón? ¿No será que eran dos objetos sagrados en vez de uno y que se confunden ambos?
Otras tradiciones y estudiosos situan la casa, palacio o cueva de Hércules no en Toledo sino en Jaén, sobre todo en la población, cercana a la capital, de Martos, en las cuevas del monte que domina la ciudad, la Peña; Martos es considerada legendariamente como la tercera piedra o columna de Hércules, y tuvo un importante templo dedicado al mítico héroe. Un obispo de Jaén del siglo XVII, Moscoso y Sandoval, estuvo indagando sobre estas grutas hercúleas de Martos.
Sea como fuere, la cuestión es que pasó a manos árabes, pero parece ser que por poco tiempo. Y aquí la historia del paradero de la Mesa se vuelve aún más confusa si cabe...

2 comentarios:

  1. ¡Cuantos misterios tenemos en nuestra tierra!
    Encantado de haber llegado a tu blogs

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  2. Jaén es de las tierras más especiales que existen, que nos sorprende de vez en cuando con algo nuevo e inesperado.
    Bienvenido al blog, Salva.

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