jueves, 16 de diciembre de 2010

LA SORPRENDENTE TECNOLOGÍA TARTESIA

El estudio de los materiales arqueológicos encontrados en la amplia región de la península Ibérica ocupada por la civilización de Tartessos deja claro un hecho indiscutible: la sorprendente habilidad y tecnología de sus orfebres, ya fuesen joyeros, herreros, escultores, ceramistas o de cualquier otra profesión artística. Por ejemplo, se ha podido comprobar que los pintores se servían de unos medios similares al compás y a la regla, pues es imposible que consiguieran tal perfección geométrica a pulso.
Otro de los hallazgos más asombrosos es haber comprobado que los materiales mecánicos eran trabajados con tornos, lo que permite suponer que los artesanos tartesios habían aprendido de los egipcios, o estos de los otros, ya que se sabe que en el valle del Nilo se utilizaban tornos muy simples para trabajar la piedra. Sin embargo, según los estudios de Petrie y Baker, confirmados en nuestros días, sabemos que los egipcios utilizaban una cuchillas cien veces más duras que el diamante, mediante las cuales dejaban las vasijas de piedra como si fueran de porcelana. Estas cuchillas no han podido ser superadas por la tecnología actual. ¿Utilizaban también estos tornos con extraordinarias cuchillas los tartesios? Contar que los artistas tartesios manejaban herramientas parecidas al pantógrafo y que sus tornos contaban con engranajes y cuchillas, que facilitaban el ajuste de las piezas hasta la centésima de milímetro, puede llevar a creer que se exagera, cuando todo esto ha sido comprobado por los arqueólogos y los técnicos.
El término de "alta tecnología" aplicado a Tartessos cuenta con la prueba más efectiva en el famoso "Tesoro de Villena" (Alicante), que se encontró en 1963. Datado del 1000 a.C., consta de 66 piezas entre brazaletes, cuencos y frascos principalmente, con un peso total de casi 10 kg, la mayor parte de oro. Todos los brazaletes ofrecen unas formas muy singulares, pero resultan idénticos hasta la décima de milímetro. Esto da idea de que fueron "fabricados en serie", mediante una chapa unida de oro que no está soldada ni tiene remaches. Los frascos y los cuencos también resultan ideales al comparar las distintas piezas, lo que nos permite saber que en aquellos remotos tiempos se conocía la técnica de la repetición.

"Tesoro de Villena", Museo Arqueológico de Villena, Alicante.


Otra muestra impresionante es el hallazgo que se hizo en el pueblo sevillano de Lebrija en 1923, donde aparecieron seis piezas elaboradas con una chapa de oro finísima, todas ellas absolutamente idénticas con un peso de 1,3 kg. Ofrecen una altura de 70,3 cm., una anchura de 9,6 cm. y 11,3 cm. de ancho en la base; a lo largo de su tallo se ven 44 molduras paralelas, que rematan en el platillo de la parte superior. Son huecas y les dieron el nombre de "candelabros", aunque se sabía que esta no era su utilidad. Fueron realizadas con un torno sobre un molde, del que después se extrajo la pieza. El simple hecho de contemplarlos de cerca parece que se tenga delante unos objetos de nuestra moderna industria.

Tres de los candelabros de Lebrija, en el Museo Arqueológico Nacional, Madrid.

Otra peculiaridad tecnológica la podemos encontrar en los llamados "anillos tartésicos", porque la piedra preciosa quedaba articulada sobre un eje, de tal forma que pudiera mantenerse bien puesta tanto en los dedos de la portadora como en el estuche. Cualquier joyero actual sabe que para conseguir estos resultados es preciso realizar un trabajo muy complicado, pero si intentaran repetirlo seguramente no lograrían lo mismo que los antiguos españoles que habitaban en el sur de la península. No hay duda de que el ingenio de los tartesios era sobresaliente y sorprendente. Y a pesar de que se insista desde los medios oficiales que el alto grado de desarrollo en el sur peninsular fue debido principalmente al contacto con otros pueblos mediterráneos, no deja de ser cierto que entre estos es muy difícil encontrar piezas arqueológicas de la calidad e incluso tipología de las halladas en los territorios tartésicos, lo que parece indicar que ya por sí solos su nivel cultural era muy elevado y que pudiera tener un origen más antiguo y posiblemente autóctono, como los mismos fenicios y griegos narraban en sus historias semilegendarias.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

REFLEXIÓN SOBRE LA REPRESIÓN DE LO FEMENINO

Siendo hoy el día de la Inmaculada Concepción de María podría haber dedicado este artículo a esta advocación mariana intentando aclarar el importante significado simbólico - esotérico que tiene en cuanto se trata de la esencia y exaltación de la divinidad de lo femenino, pero he preferido hacer una reflexión y reivindicación de lo femenino.

En los últimos miles de años la Humanidad ha visto cortada, abortada y reprimida su parte femenina, con el perjuicio que eso supone para mujeres y hombres. Seguramente forma parte del control que se ejerce sobre las personas, a las que no se quieren más que como esclavas sumisas. Para conseguirlo que mejor que imbuir a los humanos el miedo, lo peor que se puede tener, pues ese sentimiento, esa baja vibración, tapona todo lo demás: si se tiene miedo no se avanza en nada, la mente se estanca y lo físico se sobrelleva con pena y como un castigo. Miedo, ignorancia, violencia y odio van unidas, son consecuencias.
Durante milenios han conseguido que los hombres tengan miedo de su lado femenino, pues no lo conocen en verdad, y odian esa parte, creando un hombre "muy masculino", es decir, duro, dominante y violento, hasta el punto que incluso a la mujer se le ha inculcado que el verdadero hombre con carácter y atractivo debe ser duro y dominante más allá de lo normal. La mujer no conoce tampoco su feminidad, lo que esto significa realmente, son ignorantes, y cuando creen liberarse según los preceptos de la modernidad en realidad están masculinizándose, se vuelcan en su polo masculino mal comprendido haciendo lo que los equivocados hombres hacen, cayendo en sus errores; por supuesto, también muchas mujeres tienen miedo de su potencial. Todo esto lleva a un desequilibrio enorme en la Humanidad, que carece de buena parte de su lado femenino, perjudicando a los hombres y a las mujeres, más a estas, pues ellas son las que tienen su lado preponderante femenino.
Perdemos creatividad, sensibilidad, contacto con la naturaleza, con la creación, con lo intuitivo, con lo espiritual... con las energías, con la mayor energía creativa que existe, que es la luz del amor que une los polos para crear, con el verdadero Dios, el gran Todo que todo lo es.
Sed como niños... antes de que estos sean manipulados mentalmente en los roles dañinos que les enseñan sobre el género, es decir, sobre lo masculino y lo femenino, sobre los hombres y las mujeres. Un niño cuando mira a otra persona no la mira como masculino o femenino, sino como una persona que le cae bien o no, como una persona que le parece atractiva o no, etc., sin duda captando de forma inconsciente las vibraciones de la otra persona y comprobando si son afines a las suyas; y cuando se sienten atraidos por un persona del otro sexo, sobre todo ya al ir acabando su niñez y acercándose la pubertad, lo hacen siguiendo el llamado natural de la atracción de los contrarios complementarios que todo en la creación sigue. Hemos perdido la naturalidad en el establecimiento de las relaciones entre los hombres y las mujeres, sea en el nivel que sea. Cuando se piensa en ello con sentido común parece increíble que lo hayamos perdido y que sea tan difícil de recuperar. Esta sociedad materialista, reprimida y represora, esta Humanidad del miedo, no deja vivir, no deja evolucionar a las personas que están en su seno, de ahí los desencantos, las depresiones, la violencia... hay tanta energía acumulada mal canalizada, hay tanto amor que nos gustaría dar pero que no nos dejan desarrollar... Todos los poderes de este mundo, político, económico y religioso, siguen las mismas coordenadas: mantened a las personas ignorantes de su potencial, con miedo de sí mismos y de los demás, que crean que nosotros, nuestros preceptos y nuestras reglas son el único camino para sobrevivir en este mundo, que no despierten porque si no serán como dioses.
No sé con certeza si la época de la liberación de la Humanidad está cercana, la época en la que la parte de la Humanidad que despierte, que sepa, comprenda y experimente el salto evolutivo que hay que dar siguiendo el conocimiento que lleva al Amor. Quizás estemos ya viviendo esa época, la verdad es que estos tiempos están teniendo muchos síntomas que inclinan a pensar en ello, pues nunca ha habido tanta presión como ahora a pesar de que la mayoría de la gente no lo perciba así, pues creen que viven libres, es decir, les están haciendo creer que son libres en esta sociedad realmente esclavista; ¿cuántas de todas esas personas se siente felices, satisfechas, realizadas y tranquilas? casi ninguna, y a pesar de eso se creen que viven en el mejor de los mundos posibles.
Quizás esta época, como he dicho, sea la antesala de la liberación, cuyo inicio o cúspide puede estar alrededor del año 2012, pues se espera que la energía que estamos recibiendo del universo, concretamente de nuestra galaxia, las Pléyades y el Sol, tenga un pico muy elevado, en un ciclo que ya hemos comenzado y que ya está experimentando esa subida de energía. Recordemos, Todo es energía en vibración, cuanto más intensa es esa energía y a mayor frecuencia vibre más posible es elevar nuestra mente y espíritu porque recibimos esa energía que nos eleva a los planos superiores. Esa energía no es perceptible por nuestros sentidos ordinarios de la misma forma que no percibimos la luz (un tipo de energia vibratoria) por encima y por debajo de la frecuencia que captamos con los ojos; todo lo visible, todo lo que podemos captar con los sentidos es energía en un tipo vibratorio bajo; lo material no es más que energia vibrando en poca frecuencia, es energía con más densidad: esto, como todo lo demás, se ha dicho en el esoterismo hermético desde hace milenios, pero ahora por fin desde hace unas décadas la ciencia lo acepta cuando están descubriendo la naturaleza de las partículas atómicas que conforman la materia. De esta forma, toda la energía que vibra a muy altas frecuencias, la mayoría, no la podemos percibir, siendo todo esto lo que llamamos los otros planos, dimensiones, etc. en donde lo mental y más arriba lo espiritual se encuentra (captamos parte de esa elevada energía por los llamados chakras, los puntos energéticos del cuerpo que hay que desarrollar para poder recoger esa alta energía equilibradora). Se podría decir que Dios, el Principio de Todo, es el Espíritu de vibración máxima (en nuestra escala sería infinita), del que emana toda la energía, desde la más alta hasta la más baja que ha ido perdiendo esa alta vibración inicial, es decir, las bajas dimensiones, la materia, constituyendo todo la Creación. Y en la Creación, que parte de la Unidad, todo se hace doble, dual, con dos caras, y una de ellas es la polaridad de género, es decir, lo femenino y lo masculino, que son de la misma naturaleza y se complementan, y sin los cuales no es posible la Creación; por eso en nuestra dimensión, para que sea posible la creación, generación o reproducción, como queramos denominarlo, es necesario la unión de lo femenino con lo masculino, hasta tal punto que hasta las partículas subatómicas tienen género, cuestión que ya la ciencia empieza a descubrir: los protones son masculinos y los electrones femeninos, y a partir de ellos y sus combinaciones todo lo que vemos y lo que no, toda la energía en sus distintas manifestaciones se hace posible. Sin esta dualidad de género la Creación no existiría, así de sencillo.
Masculino y femenino, hombre y mujer para nuestra especie en este mundo, la dualidad de una misma cosa, participan uno del otro, complementarios, interdependientes, se necesitan, se buscan, se aman...
Un símbolo muy significativo de esta magnífica dualidad creadora de vida es el que une el yin (femenino) y el yang (masculino) de la tradición oriental. Las dos partes se unen y participan una de la otra formando un círculo, la divinidad, la perfección.

Mientras tanto, nosotros aquí en nuestro tiempo, hombres y mujeres, mujeres y hombres, discutiendo que si esto o si lo otro, en una guerra de sexos sin sentido, mientras que las élites manipuladoras, conociendo todo esto, están encantadas con este enfrentamiento que mantiene a la Humanidad distraída, peor: estancada, involucionada, confundida, perdida, pues hemos perdido nuestro maravilloso lado femenino, que tanto anhelamos pero que, como no lo conocemos, no sabemos encontrar... excepto aquellos que han despertado, que han abierto los ojos a la realidad y que intentan ser completos liberándose de las cadenas mentales que nos han puesto. Algunos solo acabamos de abrir los ojos, y nos hemos dado cuenta que más allá del lugar en el que estamos dormidos hay algo más, pero seguimos estando adormilados aprendiendo cómo levantarnos y salir de la celda que nos apresa.
Teniendo todo esto en cuenta, pensemos en lo que realmente tendría que ser la mujer y el hombre, cual su relación natural y cuales serían los papeles predominantes de un género y otro en la sociedad. Probablemente llegaríamos rápidamente a conclusiones parecidas, a un acuerdo en lo básico, en lo que realmente importa, más allá de estúpidas controversias que no hacen más que perjudicarnos a todos alargando nuestro despertar.
Desde la Madre Tierra, desde la más general Diosa Madre o Materia (de mater - madre) donde vivimos, es decir, desde lo femenino de Dios, debemos partir y levantarnos elevando nuestras conciencias... si dejamos a un lado lo femenino nunca encontraremos el equilibrio elevador, pues no existe equilibrio si no unimos lo femenino en igualdad con lo masculino... miren en su interior y no tengan miedo.

jueves, 25 de noviembre de 2010

SANTA CATALINA DE ALEJANDRÍA

Hécate es una divinidad muy arcaica que adoptaron los antiguos griegos, de origen asiático o egipcio, que no es protagonista de ningún relato mítico pero que extiende su inmenso poder sobre la tierra, el mar y el aire, o, en otra versión, el infierno, la tierra y el cielo. Con esta triple personalidad, era denominada Perséfone en el infierno, Artemisa en la superficie de la tierra y Selene, la Luna, en el cielo. Diosa bienhechora que hace prosperar las empresas de los hombres pero que puede condenarlas al fracaso si así le place, está vinculada a la magia, la fertilidad y la noche. Es la Triple Hécate de los sortilegios, que se alza en los cruces de caminos (lugares consagrados a las prácticas mágicas) bajo la forma de una estatua tricéfala o incluso con tres cuerpos. En Roma, sería indentificada con Trivia, diosa de las encrucijadas. Los griegos la honraban en los famosos misterios de Eleusis, antigua ciudad cercana a Atenas, en su calidad infernal y fértil de las diosas Perséfone y su madre Deméter.

Hécate, ilustración de Stephane Mallarmé. Está representada con tres cuerpos que sostienen una serpiente, una llave y una antorcha, símbolos respectivamente del mundo subterráneo o de los muertos, de intermediadora entre el mundo de los vivos y el de los muertos, y el de luminosa diosa del cielo nocturno.

¿Por qué me refiero a Hécate si el artículo es sobre santa Catalina? Pues porque en el cristianismo esotérico o gnóstico Hécate tomó la figura de santa Catalina de Alejandría. Hay que tener en cuenta que Catalina en griego es Ekaterina. Santa Catalina es la heredera de los atributos de poder, sabiduría y magia de la oscura y a la vez luminosa Hécate. No es de extrañar que la Iglesia Católica suprimiera su culto en 1969 por su más que dudosa existencia como personaje real y por su esotérico perfil de diosa arcana. Su culto se extendió enormemente durante la Edad Media, su popularidad tuvo mucho que ver con los mágicos poderes que oculta su figura y la Iglesia la consideró patrona de filósofos y estudiantes por su sabiduría. Y en Jaén santa Catalina de Alejandría fue durante muchos años la única patrona de la ciudad, patronazgo que luego compartió con la Virgen de la Capilla. Su culto fue introducido por el rey Fernando III el Santo, gran devoto de esta santa virgen, la cual se le apareció prometiéndole la toma de la ciudad, según la conocida leyenda; por eso, una vez conquistada la población, desde un principio se escogió como patrona de la ciudad, y el monte y el castillo que la dominan tomó su nombre. Luego, la institución educativa de mayor importancia que tuvo la ciudad, la que fundaron los dominicos y que es conocida como Convento de Santo Domingo, se puso bajo la advocación de, como no, santa Catalina de Alejandría. La popularidad de esta santa y su fiesta del 25 de noviembre sigue siendo significativa, algo desvirtuada pero muy arraigada en el sentir jiennense, a pesar de los siglos y la “competencia” con otras figuras sagradas: se sigue subiendo al monte de Santa Catalina, al castillo del mismo nombre, para hacer los honores junto a la procesión de la santa que también sube hasta allí, a su capilla en el castillo, en una especie de romería o peregrinación de sabor ancestral. Y por la investigación que hice sobre el Dragón de Jaén se sabe que santa Catalina forma parte fundamental de la geografía mágica de la ciudad, pues el monte, el castillo y el convento dominico bajo su advocación forman parte del dragón.
En cuanto a santa Catalina es sorprendente y esclarecedor saber lo que dicen los textos apócrifos que recogen su vida y martirio, y que fueron tolerados por la Iglesia Católica durante muchos siglos. Nos cuentan que Catalina era una joven alejandrina nacida a finales del siglo III, de noble cuna, rica, bella y culta, pero presuntuosa, con lo que exigía que sus pretendientes tuvieran las mismas cualidades de las que ella alardeaba. Su madre, que era cristiana, llevó a la engreída muchacha ante la presencia de su jefe espiritual, quien entregó a Catalina un icono de la Virgen con el Niño Jesús en brazos, aconsejándole que rezara a Nuestra Señora para obtener su benevolencia. Así lo hizo y esa noche tuvo un sueño en el que se vio frente a la Señora y su Hijo, pero Jesús se obstinaba en darle la espalda. Sin mirarla siquiera, la tachó de ser insignificante, pobre, fea e ignorante. Esto hirió el orgullo de la joven, que buscó al jefe espiritual cristiano y aceptó sus enseñanzas con el propósito de que Jesús no la rechazara. Formada ya Catalina en los valores de la nueva fe, el sueño se repitió, pero en esta ocasión el Niño Jesús la miró, la encontró por fin bella y sabia y la convirtió en su esposa. Para dar fe de sus desposorios, le puso un anillo en el dedo, diciendo: “Conserva esta prenda inviolada, no tomando ningún varón para ti”. Increiblemente, esta historia apócrifa y, sin duda, gnóstica nos habla de unos desposorios místicos entre Jesucristo y Santa Catalina, de un auténtico matrimonio sagrado, Hieros Gamos, entre un Jesús solar y una Catalina lunar. Este espiritual matrimonio fue un tema representado con cierta frecuencia sobre todo durante el Renacimiento.

Desposorios místicos de santa Catalina de Alejandría, detalle. Hans Memling.

Del resto de su biografía, que trata de los debates teológicos que tuvo con eruditos de su época de los que salió victoriosa, consiguiendo incluso algunas conversiones, y de su martirio y muerte por orden del emperador Maximino o Majencio, se extraen los símbolos que acompañan a santa Catalina, que son la rueda, el libro, la espada y la rama de palma, cargados de esoterismo, y que nos confirman todo lo dicho ahora y antes sobre ella. La rueda es el artefacto que más frecuentemente la acompaña; vinculada a su cruel martirio, en un plano más profundo simboliza, al igual que el anillo, la dualidad, la unión de las fuerzas opuestas necesarias para conseguir su giro, el cíclico recorrido del Sol en el firmamento, el enterno retorno. La rueda tiene ocho radios, formando una estrella de ocho puntas que simboliza la intermediación entre lo material, de signo femenino, y lo celestial, masculino, que es circular, la rueda en sí. Es emblema de la sabiduría máxima. A esta misma sabiduría alude el libro que suele llevar en la mano. Un libro que en algunas ocasiones aparece abierto, indicando la libre transmisión de los conocimientos que entraña, y en otras cerrado, entonces representa el conocimiento oculto del que santa Catalina es celadora, y que mostrará solo a los iniciados. También la espada con que cercenaron su cuello el 25 de noviembre del 307, con tan solo 18 años de edad, es símbolo de dualidad, de unión de lo masculino y lo femenino, ya que en ella se imbrican la verticalidad de la hoja con la horizontalidad del travesaño que protege la mano. Representa igualmente, con su tajo degollador, el camino que tiene que recorrer quien busque el conocimiento, o sea, morir como aprendiz para renacer como iniciado. Y, por último, la palma simboliza el triunfo del mártir sobre la muerte, con lo que también puede significar el conocimiento y sabiduría necesarios para ello, pues la palmera simboliza al Árbol de la Vida, del conocimiento, en muchas culturas incluida la nuestra y especialmente en Egipto, el país de santa Catalina.

Escultura de santa Catalina de Alejandría, que se guarda en su capilla del castillo de Jaén, en la que la santa va acompañada de tres de sus símbolos característicos: la rueda, la espada y la palma.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

VENUS. LA DIOSA Y EL ARTE. 3ª parte

En la mitología griega, el esposo oficial de Afrodita era Hefesto (el romano Vulcano), dios del fuego, la forja, los metales y la artesanía; era feo, lisiado y cojo.

Venus y Vulcano. Giovanni Battista Tiepolo. John G. Johnson Collection, Philadelphia.

Con él no tiene hijos pero sí los tiene con Ares (el romano Marte), dios de la fuerza bruta, la violencia y la guerra pero también, sobre todo para los romanos, influenciados por los etruscos, de la agricultura.

Marte, Venus y las tres Gracias. Jacques-Louis David. Museo de Bellas Artes de Bélgica.



También tiene hijos con Dioniso / Baco, el dios de la fecundidad, la agricultura y la renovación vital. Y con Hermes (el romano Mercurio), dios del conocimiento, mensajero de los dioses, guía de las almas (pastor) y guardián de las puertas del cielo.
Aparte, Afrodita fue amante de Adonis, un hombre-dios eternamente joven y bello que simboliza la fertilidad, la muerte y renovación de la vegetación, un dios que proviene del semita Adon (señor) y este del mesopotámico Tammuz (el pastor), dios con las mismas características, consorte de Inanna (la Afrodita mesopotámica) y, además, guardián de las puertas del cielo junto a Ningizzida, al cual se le puede asociar con el Hermes griego.

Venus y Adonis. Tiziano, Museo del Prado, Madrid.



Como vemos, los dioses relacionados con Afrodita tienen características y apelativos similares que se remontan a las antiguas religiones asiáticas.
Y Afrodita está muy relacionada con Eros, el dios griego del amor y el sexo, del que se hablará en otra ocasión.
Afrodita tiene un componente general positivo pero presenta también una faceta que puede interpretarse en un principio como temible o cruel, pues castiga o se venga de todos aquellos que descuidan su culto o despiertan su rencor, inspirando pasiones monstruosas o fatales.
Son muy amplias las funciones de la diosa y, por tanto, tiene muchos epítetos. En Grecia, aparte de los generales Urania (celestial) y Pandemos (popular, común), los más importantes y que tenían muchos sus propios cultos eran Anadiómena (que sale del mar), Basilis (reina), Despoina (señora), Morfo (de varias formas), Epitimbidia (sobre las tumbas), Melaina (negra), Persefesa (reina del inframundo), Timboricos (sepulturera), Praxis (del acto sexual), Genetilis (de la maternidad), Hetera (cortesana) y Porné (prostituta, lujuria).

Afrodita de Menofanto, atribuida a este escultor del siglo I a.C. (Museo Nacional Romano). Es de la tipología de la Afrodita de Cnido de Praxíteles, es decir, del tipo Venus Púdica.

Los romanos usaron algunos de esos epítetos para su Venus y añadieron otros como Cloacina (purificadora), Felix (favorable), Libitina (de la muerte), Murcia (del mirto), Obsequens (cortés, indulgente), Verticordia (transformadora de corazones), Victrix (victoriosa), Amica (amiga) y Aurea (dorada).

Venus Capitolina, estatua romana también del tipo Venus Púdica. Museos Capitolinos, Roma.

viernes, 5 de noviembre de 2010

LA LEYENDA DEL LAGARTO DE LA MAGDALENA DE JAÉN

Monumento al Lagarto de la Magdalena en la calle de Santo Domingo, Jaén.

Esta leyenda del Lagarto de la Magdalena o de Jaén es la más popular de la ciudad y su fama es tal que la identifica. La versión más extendida es la de que en la cueva de la fuente que hay enfrente de la iglesia de la Magdalena se cobijaba un lagarto gigantesco que cuando salía se comía a las personas y animales que iban a por agua. Era tal el estado de miedo y desesperación que la población no sabía ya qué hacer. Pero resulta que había un preso en la cárcel condenado a muerte que pidió que se le perdonara si lograba matar al lagarto. Desesperados, los vecinos accedieron a su proposición. Entonces él pidió un caballo, una lanza, un saco de pólvora, una piel de cordero y un costal de panes calientes recién hechos. Fue de noche frente a la cueva con el costal de panes calientes y cuando el lagarto los olió, salió de la cueva; al ver al hombre fue hacia él pero este salió cabalgando y le iba echando los panes al lagarto, cruzando así la ciudad, cuyos habitantes permanecían en sus casas horrorizados. El preso llevó de esta manera al monstruoso lagarto hasta junto a la iglesia de San Ildefonso y allí le tiró el saco de pólvora envuelto en la piel del cordero y el lagarto se lo tragó creyendo que era un cordero y al poco de devorarlo la pólvora estalló y el lagarto reventó.
De esta manera la ciudad se pudo librar del terrible animal gracias al valor y la astucia del preso, que, por supuesto, fue liberado.
Una variante de la leyenda dice que fue un pastor el que hizo reventar al lagarto arrojándole la piel de un cordero rellena de yesca ardiendo, con lo que el lagarto se abrasó y murió. Ximénez Patón, en su "Historia de la antigua y continuada nobleza de la ciudad de Jaén", de 1628, recoge esta versión de la leyenda.
La otra versión menos popular y conocida, recogida por Alfredo Cazabán a principios del siglo XX, es la que cuenta que fue un caballero de reluciente armadura, o de armadura de espejos, el que se plantó delante del lagarto y este se quedó deslumbrado al brillar el sol en la armadura, hecho que aprovechó el caballero para matarlo de un espadazo.
Hay que tener en cuenta que en las crónicas antiguas no se habla de un lagarto sino de una gran sierpe, es decir, una enorme serpiente, es decir, típica denominación en los textos antiguos para este tipo de monstruos que no dejan de ser los legendarios dragones, y eso precisamente es, un dragón, lo que aparece en el escudo de la catedral de Jaén y lo que tradicionalmente se ha dicho asemeja la ciudad acostada a los pies del cerro de Santa Catalina, como dice Ximena Jurado en el siglo XVII y el deán Mazas en el XVIII.


La leyenda del Lagarto de la Magdalena fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de España el 2 de julio de 2009, con lo que el 2 de julio se ha convertido en el día del Lagarto de Jaén.

La Fuente de la Magdalena, en donde la leyenda tiene su base. Muy cerca se sitúa el monumento al Lagarto.

domingo, 31 de octubre de 2010

LA JOVEN DAMA DEL PALACIO DE LOS VÉLEZ

Detrás de la catedral de Jaén, entre las calles Valparaíso y Almenas, se encuentra lo que queda del palacio de los Vélez, ahora muy remodelado como Colegio de Arquitectos, del que solo se conserva parte de una de las fachadas y un recoleto patio con fuente adosada a una pared. A pesar de todo, sigue siendo un lugar con encanto… De esta casona palaciega del siglo XVII se cuenta la siguiente leyenda:
Habitaba en este palacio una muy ilustre y adinerada familia de Jaén. Se dice que esta familia vivía entre grandes lujos, con una profusa decoración en todo el palacio que demostraba el elevado poder económico del linaje que en él residía.
Tenía esta familia una hermosa hija, de bellísimos ojos claros, pelo rubio y blanca piel. Reunía las mejores virtudes que pudiera ostentar una doncella casadera de la aristocracia del momento, pues era culta, bondadosa, prudente, comedida y cándida, además de caritativa en extremo con los más desfavorecidos; esta joven dama acostumbraba a tratar a todo el mundo como a iguales, sin darle importancia a su clase social, y hablaba con gran modestia, a pesar de su elevada posición, con doncellas, labriegos o pedigüeños, a los que nunca negaba una limosna y a los que gustaba ayudar en lo que podía.
El padre de la bella joven presumía de ella en los foros políticos o económicos en los que solía participar. Ostentaba de su hija aún más que de las inmensas riquezas que en tan gran número poseía. La madre hacía gala de las virtudes de su hija ante todas las damas aristocráticas de la ciudad, mostrándola, cuando paseaban juntas, como el más valioso de los tesoros que había en su casa.
Todos los más ricos y apuestos galanes de la ciudad la observaban intensamente cuando paseaba con su madre por la plaza de Santa María, quizás para asistir a misa en la Catedral, o simplemente dando un paseo por cualquiera de las calles o plazuelas cercanas a su palacio. Muchos fueron los pretendientes de la aristocracia jiennense que aspiraron a obtener su mano. Incluso se cuenta que numerosos fueron los nobles de otras ciudades que pretendieron casamiento con ella.
Un día, la hermosa dama, con su habitual sencillez, entró en una extensa conversación con un joven plebeyo, posiblemente un subordinado de la casa. La muchacha entabló una gran amistad con él, encontrando en el humilde joven una serie de grandes virtudes que no había conocido antes en los grandes nobles con los que habitualmente se relacionaba, con lo que la chispa del amor hizo mella en el corazón de ambos jóvenes. La bella aristócrata y el humilde plebeyo, como en otras muchas y antiguas historias de amor, quedaron prendados de tal modo el uno del otro que no pudieron evitar el comienzo de un hermoso romance. Unidos por el más secreto de los amores, disfrutaron durante un tiempo el uno del otro, hasta que llegó el momento fatídico para ambos.
Un día, el orgulloso padre de la dama descubrió esta relación amorosa, que para él era una verdadera humillación y vergüenza, al igual que para la madre. Entonces los padres le exigieron que cesara la relación con ese muchacho de inferior condición social, pero ellos a escondidas siguieron viéndose. Enseguida el padre pensó en aplicar una drástica solución: encerrar a su hija en la alcoba más alta de una torre que en aquel entonces tenía el palacio de los Vélez, pero no pensó en un encierro temporal o llevadero, sino en emparedarla, levantando un muro en la puerta de la alcoba y dejándola absolutamente incomunicada con el exterior. Se dice que tapió incluso la ventana, dejando un pequeño orificio por el que apenas entraba el aire a la habitación.
No se arrepentió la joven de su amor por el plebeyo, quedando pues marcado su destino. Desde entonces, dicen que la dejaron encerrada e incomunicada, para que nadie supiera de la grave afrenta que, según sus padres, había hecho su hija a su noble casa.
El joven enamorado, transido de dolor, acudía todas las noches al pie de la torre donde estaba encerrada la dama, y ella, a través del pequeño orificio que tenía en la pared de su prisión, le lanzaba a la calle mensajes de amor escritos en las hojas que arrancaba de un libro de oraciones, único bien que sus padres le dejaron, escribiendo con una astilla de madera, de la ventana tapiada, con la que se pinchaba un dedo o la muñeca para utilizar su propia sangre como tinta. Solo le quedó la ilusión de escribir mensajes al plebeyo que había ocupado su corazón de forma tan intensa.
Nadie supo más de ella. Cuentan que posiblemente murió encerrada y olvidada por todos, en aquella oscura y triste torre, de hambre, desangrada o quizás de tristeza. Y una vez que murió, el fantasma de la hermosa joven rubia pasea su tristeza por las salas del palacio de los Vélez, quizás deseando encontrar al joven enamorado, al que nunca ha podido olvidar a pesar de los siglos transcurridos.

Hasta aquí la dramática leyenda que ya recogiera Rafael Ortega y Sagrista redactándola de una manera sencilla y poética, y que fue publicada en la revista “Senda de los Huertos” en el año 1990. Pero tras ella hay una historia real que provoca fenómenos paranormales, según las personas que en este edificio han tenido y tienen ciertas experiencias. Estas van desde las simples aunque inquietantes sensaciones de presencias y de ser observados hasta las contundentes pisadas por las escaleras, puertas que se cierran o se abren, golpes, cosas que se caen o cambian de sitio y luces que se apagan y encienden. Dos empleadas del Colegio de Arquitectos son las personas que más captan este fenómeno hasta el punto que han llegado a ver al fantasma, y en efecto, como la leyenda dice, se trata de una joven dama rubia de ojos claros, de entre 18 y 20 años, bien vestida, que residió aquí en la que fuera su casa. Suele estar en la última planta del edificio, actual biblioteca, en donde la leyenda relata que fue encerrada y quizás murió; también se le ha visto o captado con cierta frecuencia bajando las escaleras del edificio. La mujer muestra tristeza y suele ser tranquila, pero cuando hay mucha gente desconocida y se hacen cambios en las cosas del edificio para obras o para organizar algo, es decir, cuando se rompe la rutina diaria y su tranquilidad, entonces muestra mucha inquietud, provocando que los fenómenos paranormales se activen.
La presencia fantasmal es un tema que se lleva entre los empleados del Colegio de Arquitectos con cierta normalidad pero con mucha discreción. Una de las empleadas que antes cito, con facultad mediúmnica, ha llegado después de muchos años a acostumbrarse a su presencia diaria hasta tal punto que se ha establecido una especie de relación de confianza mutua; a pesar de ello, la trabajadora no ha podido saber muchas cosas de ella. De la joven dama se ha podido averiguar que seguramente es del tercer cuarto del siglo XIX, y se especuló que si murió en aquella casa fue enterrada en secreto en el patio, delante de la fuente, que todavía sobrevive, pero nada de esto se ha podido confirmar. A pesar de los intentos de algunos investigadores por contactar con el espíritu de la dama para saber algo más de ella e intentar ayudarla, poco se ha conseguido con las psicofonías, que recogen frases cortas y sin novedades: empeñada en seguir viviendo en el que fuera su hogar y molesta con la presencia de desconocidos, en una de ellas dijo “marcharos de aquí”, y en otra fue algo más amable pero inquietante, “si queréis verme, subid”. Una gran médium consiguió contactar con ella pero explicó que le costaba mucho ganarse la confianza de la muchacha, que no quería hablar; la médium le dijo que ella ya no pertenecía a este mundo, que debería elevarse y buscar la luz para que descansara, que si necesitaba algo lo dijera, y la joven dama respondió, con frases cortas, que tenía mucho miedo a los hombres porque le habían hecho mucho daño, que estaba en el palacio porque era su casa, que no necesitaba nada… ¿Y tu nombre? ¿Cómo te llamas?... “Margarita”.

sábado, 9 de octubre de 2010

EL SANTO REINO DE JAÉN

De la Edad Media viene la denominación para las tierras de Jaén de Santo Reino, del cual su capital es la ciudad de Jaén, un apelativo extraño que no tiene, a pesar de su popularidad, una explicación definitiva. Es extraño no por lo de reino, que bien pudo empezar a aplicarse desde principios del siglo XI en la época de los enfrentamientos por el Califato de Córdoba entre Alí ben Hamud (el rey Alí) y Abderramán IV, en los que Jaén tuvo un papel destacado a favor del último, o desde mediados del siglo XIII con la conquista de Fernando III, pues era el título que tomaban las grandes divisiones administrativas que se iban organizando en el seno de Castilla; es extraño por lo de santo, habiendo varias teorías al respecto. Una de ellas es que tomó este título de Fernando III el Santo, pues este rey, elevado a los altares, arrebató a los musulmanes Iahen – Jaén, devolviéndola a la cristiandad, pero no convence esta explicación pues también este destacado rey conquistó ciudades y territorios tan importantes como Córdoba y Sevilla, y ninguno de ellos recibió tal honor.


Fernando III el Santo y el Santo Rostro centran la fachada principal de la Catedral de Jaén.

Otra teoría es que se debe a que la Catedral de Jaén acoge la reliquia del Santo Rostro, guardada en la Capilla Mayor, muy venerada por la Iglesia y el pueblo, objeto de peregrinación en el pasado, siendo el principal símbolo religioso de la ciudad y la provincia hasta el punto de que centra el escudo provincial. Este objeto sagrado está rodeado de leyendas por su presunto origen y presencia en Jaén. Se dice que es uno de los tres dobleces del paño en los que se imprimió la imagen de la cara de Cristo cuando su dueña, Santa Verónica, quiso secarle el sudor y la sangre camino del Calvario; pero seguramente se trata de una pintura medieval al estilo de los iconos bizantinos, copia del siglo XIV de una supuesta original Santa Faz guardada en Roma llamada también Verónica, nombre que parece ser que proviene de vero icono, verdadera imagen, y no de ninguna santa llamada así. Su presencia en Jaén dataría de la época de Fernando III o más bien del siglo XIV, cuando las copias de esta reliquia romana se popularizaron gracias al permiso del Papa Bonifacio VIII; en una versión oficial pero legendaria habría sido devuelto el Santo Rostro por Fernando III a esta su diócesis legítima, pues lo había traído San Eufrasio en el siglo I y después, con la invasión musulmana, guardado en Asturias y venerado por Alfonso VI, que consiguió muchas victorias gracias a él, pasando en herencia hasta Fernando III; en otra versión fue devuelto a su diócesis por el obispo Nicolás de Biedma (1368-1378 y 1381-1383), pues el rey santo lo había dejado en Sevilla tras encontrarlo en Jaén en unas catacumbas del barranco de los Escuderos, muy cerca de la Catedral, donde había permanecido oculto desde la conquista árabe. Pero sobre su presencia en Jaén la leyenda tradicional dice otra cosa: según la versión, el primer obispo de Jaén, San Eufrasio, o el obispo Nicolás de Biedma tenía tres diablillos metidos en una vasija de cristal y una noche los oyó hablar de que el Papa estaba a punto de cometer un gran pecado; el obispo, para intentar evitarlo, preguntó a los diablillos que cuál de ellos podría llevarle a Roma en menos tiempo y uno de ellos le propuso que lo llevaría por los aires en un momento si a partir de entonces le daba cada noche las sobras de su cena, a lo que el obispo accedió, con lo que a lomos del diablo voló hasta el Vaticano en breve tiempo; una vez allí previno al Papa de su caída en el pecado, que posiblemente consistía en la lujuría pues estaba siendo seducido por una bella mujer que resultó ser un demonio, y entonces, remediado el problema, el Papa, muy agradecido, le regaló el Santo Rostro; volvió a Jaén con la preciada reliquia de nuevo a lomos del diablillo y luego el obispo empezó a cumplir su promesa de darle las sobras de sus cenas, que a partir de entonces decidió que consistirían en comer nueces, con lo que el diablillo sólo obtenía las cáscaras. Una curiosa leyenda que avisa de que el original Santo Rostro o Verónica estaba en Roma y que seguramente fue traída una copia por el obispo Nicolás de Biedma en el siglo XIV, la época en la que surgió ese mercado religioso, pero con un cariz tan mágico que Nicolás de Biedma se nos presenta más bien como un brujo que es capaz de dominar a unos diablillos para que actúen a su servicio, los cuales también podrían haberse llamado duendes, espíritus o genios (los jinas musulmanes), tomando por tanto este personaje un aire salomónico, pues a Salomón también se le atribuye el haber tenido espíritus o genios encerrados en un recipiente trabajando a su servicio, de tal forma que le instruyeron en la Cábala, es decir, en el Conocimiento, una leyenda esotérica que hasta el mismo Corán recoge. De nuevo Salomón aparece en Jaén, esta vez relacionado con un obispo que parece indentificarse con él, pues trajo de Roma un objeto sagrado, el Santo Rostro, como lo habría hecho el mismo Salomón y, además, haciendo un recorrido similar al que hizo presuntamente la Mesa de Salomón desde Roma, donde estaba tras el expolio del Templo de Jerusalén, hasta Jaén traída por los visigodos o más tarde por los árabes a principios de la Edad Media. ¿Es el Santo Rostro o Verónica un símbolo de la Mesa de Salomón y de su presencia en Jaén? ¿Se podría comparar al Santo Rostro, impresión, copia o reflejo de la divina cara de Jesús, con la Mesa o Espejo de Salomón, en la que, según una teoría muy posible, se refleja la geometría y/o la geografía sagradas de origen divino?
A esta faceta enigmática del Santo Rostro habría que sumarle la leve sospecha de que originalmente se trataba de una cara femenina a la que se le pintó por encima retocando lo necesario para que resultara ser la de Jesús, en una época ya ciertamente tardía como la del obispo Sancho Dávila (1600-1615), que además de hacer esto consiguió que la denominación de Santo Rostro o Santa Faz se empezara a imponer sobre la de Verónica y que su origen y presencia en Jaén se considerara cristiano con las leyendas oficiales que al principio expuse; y todo porque presuntamente este obispo decidió acabar con el disimulado culto a la Diosa Madre que significaba realmente el rostro femenino que estaba pintado, en lo que se podría considerar una representación de la Sabiduría, algo que se refuerza si se tiene en cuenta que antes la reliquia solo se mostraba a los devotos el 15 de agosto, el día de la Asunción de la Virgen, advocación de la Catedral y uno de los días más señalados de los dedicados a la Diosa Madre, hasta que se hizo solo los Viernes Santo para luego todos los viernes.


El “mágico” obispo Nicolás de Biedma, siempre relacionado con el Santo Rostro.

Que Jaén posea un Santo Rostro de Jesús que constituye un símbolo religioso con el que se identifica no solo a la capital sino a toda la provincia, una Verónica de unas características de las que solo hay otras dos en España pero siendo esta de Jaén la más famosa desde siempre, hace que sea algo especial y casi único que pueda explicar satisfactoriamente lo de la denominación para Jaén de Santo Reino, pero también habría que tener en cuenta el sentido mágico y esotérico que parece poseer esta reliquia legendaria, que de esta forma estaría relacionada con la tercera de las teorías sobre el porqué de la consideración de santa para esta tierra. Esta última teoría la propone Manuel Fernández Espinosa basándose en la tradición que proporciona el mago decimonónico Eliphas Levi en su libro “Dogma y ritual de la alta magia”, en el que revela que los antiguos llamaban a la magia “Regnum Dei” o “Sanctum Regnum”, o sea, Reino de Dios o Santo Reino, justamente la denominación que a las tierras de Jaén se les da, con lo que serían consideradas de esta manera como mágicas y sagradas.

La Inmaculada escoltada por el rey Salomón y el profeta Ezequiel en la portada norte de la Catedral de Jaén.

Por tanto, el Santo Reino de Jaén sería especial como lo es Tierra Santa con Jerusalén como centro… ¿Es casualidad que ambos territorios sean considerados santos, uno con Jerusalén como sede del Templo de Salomón y, por tanto, de la Sabiduría, y el otro con Jaén como el lugar donde esa Sabiduría salomónica pudo tener acogida y protección? ¿Es o fue Jaén una secreta segunda Jerusalén? Recordemos que la ciudad de Jaén contó con una de las comunidades judías más numerosas e importantes de España, cuyo hijo más ilustre fue el insigne Hasday ibn Shaprut, el más destacado diplomático y sabio de la corte califal cordobesa en el siglo X, que tuvo hasta tratamiento de príncipe y que inició y promovió la época más floreciente para los sefarditas.

(Extraido del capítulo 12 del libro "El Dragón de Jaén")

viernes, 1 de octubre de 2010

EL REDESCUBRIMIENTO DEL LABERINTO DE EGIPTO

Heródoto, historiador y geógrafo griego (484 a.C. - 425 a.C.), cuenta en uno de los capítulos del segundo libro de su "Historia":
“Como muestra de su unanimidad, decidieron dejar un monumento conmemorativo y eso los impulsó a construir el laberinto, que se encuentra situado no lejos de la margen meridional del lago Moeris, en las cercanías de un lugar llamado Cocodrilópolis. Yo estuve allí y el lugar está más allá de toda descripción. Si se hiciera un estudio de todas las paredes de las ciudades y de los edificios públicos de Grecia, se vería que todos juntos no hubieran requerido tanto esfuerzo ni tanto dinero como este laberinto; ¡y eso que los templos de Éfeso y Samos no son precisamente obras pequeñas! Es verdad, las pirámides dejan sin habla al observador y cada una de ellas es igual a muchos de nuestros edificios griegos, pero ninguna puede compararse con el laberinto.
Para empezar, tiene una docena de palacios interiores, de los cuales seis se hallan alineados en el lado norte y seis en el lado sur. Están construidos de modo tal que sus portales quedan enfrentados. Una pared exterior sin aberturas rodea todo el complejo. El edificio mismo consta de dos pisos y 3.000 habitaciones, de las cuales la mitad está en el subsuelo y las restantes 1.500, en la planta baja.
Visité y vi personalmente las mil quinientas habitaciones de la planta baja, por lo tanto, estoy hablando desde mi experiencia personal, pero en cuanto a las habitaciones del subsuelo, debo confiar en la autoridad de los demás, porque los egipcios no me permitieron entrar. Allí, pueden hallarse las tumbas de los doce reyes que originalmente construyeron el laberinto y de los sagrados cocodrilos. Por lo tanto, nunca estuve en ese sitio y todo lo que sé, lo sé de oídas. Por cierto, me habían mostrado las habitaciones que se encontraban encima de estas; resultaba difícil creer que hubieran sido construidas por manos humanas. Los pasadizos que interconectaban las habitaciones y los senderos zigzagueantes que iban de una recámara a la otra, me dejaron sin aliento, por su colorida variedad, mientras caminaba en completa admiración desde el patio hacia las habitaciones, desde las habitaciones hacia los peristilos y de los peristilos nuevamente a las otras habitaciones, y desde allí hacia los otros patios. El cielo raso de todos estos lugares está hecho de piedra, al igual que las paredes cubiertas con figuras en relieve. Cada patio está rodeado por una hilera de columnas de mármol blanco sin juntas.
Justo en la esquina donde el laberinto termina, se levanta una pirámide de al menos setenta y cinco metros de alto, decorada con figuras en relieve de grandes animales. Se puede llegar a ella a través de un pasadizo subterráneo”.
Estrabón, cuatrocientos años después, también describió brevemente el laberinto, destacando su magnitud e importancia, al igual que algunos otros historiadores y geógrafos.
La mayoría de los egiptólogos opinan que el laberinto fue descubierto en 1843 por el famoso arqueólogo alemán Richard Lepsius. Se trataba del descubrimiento de Lepsius sobre la pirámide sepulcral, con ruinas circundantes del faraón Amenemhet III (1844-1797 a.C.), no lejos del oasis El Fayum. En 1888 el egiptólogo Petrie también excavó la zona, llegando a una conclusión parecida al anterior: que el laberinto tuvo que estar allí pero que estaría destruído bajo tierra.

El investigador belga Patrick Geryl y el también belga Gino Ratinckx, egiptólogo, hicieron una serie de indagaciones partiendo de los textos clásicos y de los jeroglíficos traducidos por un egiptólogo francés ya fallecido y casi desconocido, Albert Slosman, convenciéndose que el laberinto fue el más magnífico edificio construido, no solo por su tamaño sino sobre todo por la importantísima información que puede contener de la civilización egipcia y sus orígenes, los cuales, según lo que Slosman pudo traducir, se remontan más allá de hace unos 11.800 años, cuando un gran cataclismo destruyó la anterior civilización, y sus sobrevivientes, los seguidores de Horus, tras unos miles de años, fundaron lo que ahora conocemos como Egipto. Aquella antigua civilización era conocida como Aha-Men-Ptah (Amenta), "el primer corazón de Ptah-Dios", la que los griegos denominaron como Atlántida.
Geryl y Ratinckx acumularon información sobre el laberinto y llegaron a la conclusión que es el más grande edificio jamás construido por el hombre, que su construcción tardó 365 años (desde 4608 hasta 4243 a.C.), que contiene el “Círculo de Oro”, que es una legendaria habitación a la que se hace referencia en el Libro de los Muertos, hecho de granito y recubierto en oro que contiene un legado de conocimientos incluso tecnológicos que nos dejó la civilización perdida madre de Egipto; que escrito en las grandes paredes está el conocimiento astronómico de los egipcios, incluyendo un gigantesco zodíaco; que contiene habitaciones con documentos sobre la historia de Egipto y anterior; y que muchas paredes pueden moverse y esto lo convierte en un laberinto real en donde algunas personas que perdieron su camino murieron; todo ello porque se trata de un edificio con habitaciones secretas por los documentos y utensilios únicos que allí se guardan.
En 1997, Geryl y Ratinckx, fueron a Egipto y localizaron el lugar exacto donde piensan estuvo el laberinto, en la zona donde antes ya Lepsius y Petrie habían excavado algo. Se trata de Hawara, a unos 90 km. al sur de El Cairo, en el oasis de Al Fayum. Hicieron unos escaneos del terreno y comprobaron que efectivamente allí había algo destacado, pero la falta de medios les impidió seguir.
Unos años después, animado por estas conclusiones, el artista e investigador Louis De Cordier financió el proyecto Mataha (laberinto en árabe), lo que supuso que en 2008 la Universidad de Gante (Bélgica) con la colaboración de las autoridades egipcias encabezadas por Zahi Hawass, hicieran un escaneado más exhaustivo del terreno donde se supone está el laberinto, consiguiendo unos resultados sorprendentes que les confirman que allí hay una construcción importante que habría que excavar.

En 2009 un proyecto polaco excavó en la zona descubriendo algunos destacados indicios de los que muy poco se sabe, pero Hawass decidió no dejar continuar la excavación a estos investigadores y parece ser que un grupo egipcio se ha hecho cargo. La dificultad del lugar es que está atravesado por un canal moderno que trasvasa aguas del Nilo al lago del Al Fayum, el antiguo Moeris o Meris, por lo que el yacimiento subterráneo del laberinto está inundado aparte de los metros de arena que tiene encima. Se ha decidido desviar el canal por unas conducciones nuevas y drenar el agua del yacimiento arqueológico. Según noticias dadas por Patrick Geryl esto debería concluir para octubre de 2010, es decir, ya. Una vez drenada el agua, entonces las excavaciones en busca del laberinto de Hawara podrán continuar. Estaremos atentos a las posibles novedades sobre este trascendental hallazgo no solo para la egiptología sino también muy posiblemente para todo el mundo.

lunes, 20 de septiembre de 2010

LOS DÓLMENES: ¿TUMBAS DE HACE 5.000 AÑOS O TEMPLOS DE HACE 10.000 AÑOS?

Con las obras megalíticas surgen siempre tres preguntas: cómo, cuándo y para qué se hicieron. Las tres son complejas y aunque la ciencia oficial tiene su teoría que parece clara y contundente, ni mucho menos lo es pues se basa en indicios discutibles. El cómo voy a dejarlo y voy a centrarme de forma sencilla y breve en el para qué y cuándo.
Para la arqueología, los dólmenes, las construcciones megalíticas más destacadas, son tumbas de hace más o menos 5.000 años salvo alguna excepción que se data unos mil años más antigua. Sus pruebas para pensar en ello es que se han encontrado en algunos de ellos restos humanos o biológicos con esa antigüedad datados por el método del carbono-14. Por tanto, si se encuentran restos de huesos humanos de hace 5.000 años en o junto a un dolmen es que este es una tumba de aquella época. Esto es mucho presuponer en su uso y datación. Es como si los arqueólogos de dentro de cinco mil años concluyeran que un templo griego, por ejemplo del siglo V a.C., es una tumba del siglo XIX d.C. porque se han encontrado un enterramiento de este siglo junto a él. Las iglesias y catedrales en su mayoría tienen tumbas en su interior, o al lado, de religiosos o grandes personalidades, pero por ello no dejan de ser templos ni se datan por las fechas de los enterramientos. ¿No sería más fácil suponer que los dólmenes son templos de edad indefinida que por su carácter sagrado hacían atractivo que el creyente se quisiera enterrar en o junto a él, como ha sido tradicional de siempre?
El problema de datar la antigüedad de los dólmenes es que no se puede fechar una construcción que está enteramente hecha de piedra, pues el método del carbono-14 es para datar restos orgánicos, es decir, que tengan carbono; se trata pues de un método indirecto y que simplemente puede ayudar en algunos casos pero para la arquitectura en piedra poco o nada resuelve definitivamente.
El dolmen de Menga (Antequera, Málaga), la obra megalítica de su estilo más significativa de España e incluso de Europa, está datado de forma indirecta en el 2.500 a.C. porque se habían encontrado unos pocos utensilios como hachas de aquella época, poco más; además, es considerado una tumba porque esa es la teoría imperante, porque ni siquiera restos humanos se han encontrado en él.

En 2006, en el marco de unas excavaciones promovidas por la Junta de Andalucía para investigar el conjunto dolménico antequerano y su puesta en valor, se encontraron unas muestras de carbón en un sedimento intacto en el dolmen de Menga. Se analizaron por el carbono-14 y en 2008 Francisco Carrión, profesor titular del departamento de Prehistoria de la Universidad de Granada, dio a conocer los resultados: son de alrededor del 3.700 a.C. Con lo que ya se piensa que posiblemente esa sea la antigüedad del dolmen, casi 6.000 años, retrasando su datación más de mil años a la que tiene por ahora. Esto demuestra que esta forma de datar los monumentos megalíticos es pura especulación pues puede variar según los restos orgánicos que se encuentren. Si mañana se encontraran en el dolmen unas muestras de hace 10.000 años... ¿se diría que el dolmen es de aquella remota edad? Posiblemente no, porque esto chocaría con la teoría admitida de que en aquella época el hombre no hacía construcciones de este tipo, y menos en occidente; en oriente ya se ha tenido que admitir la existencia de un templo megalítico con esa gran antigüedad, Göbekli Tepe, en Turquía, cerca de Siria.

Francisco Carrión, en el centro, durante la excavación en el dolmen de Menga de un pozo de casi 20 metros de profundidad considerado de la misma época. Está situado al fondo y tiene encima la piedra más grande de todas las enormes rocas con las que se hizo, pues la piedra que cubre este último espacio tiene una dimensión de 6 x 7 metros y un peso estimado de 180 toneladas (!).

Esta antigüedad de 6.000 años para el dolmen de Menga lo situa a la par de los templos megalíticos de Malta, el lugar donde quizás más se han estudiado estas construcciones y, por tanto, más se ha cuestionado su uso y datación. Son varios los investigadores que opinan que los edificios megalíticos, en particular los malteses, habría que remontarlos, como poco, al 8.000 o 10.000 a.C., pero se topan con el mismo problema de siempre para datarlos, pues para la piedra no sirve el carbono-14 como es evidente.
Pero la isla de Malta ofrece una posibilidad fascinante de poder datar la época del megalitismo: se han encontrado grandes bloques de piedra, incisiones rectilineas en el suelo, bocas de pozo, gradas, arcos y hasta escaleras que parecen evidentes manufacturas humanas... sumergidas bajo las aguas del mar cerca de la costa. Son hallazgos de los investigadores Hubert Zeitlmair y Graham Hancock siguiendo las pistas de submarinistas que se encontraron con ellas, y suponen poder datar este tipo de construcciones por lo menos en Malta ya que basándose en los estudios sobre el cambio de las costas en los últimos miles de años, principalmente en los "mapas de inundación" del programa informático de Glenn Milne, de la Universidad de Durham, se sabe que esa zona estaba en tierra firme mucho antes del fin de la glaciación, estimándose ¡entre 18.000 y 15.000 años de antigüedad! Estos hallazgos y teorías están expuestos en el libro de Hancock "Underworld". Toda una revolución de poder confirmarse, pero como suele ser normal, obtiene poca atención por parte de la ciencia oficial, otra cosa es que sin decir nada o muy poco esta investigue, como parece que se está haciendo en las marismas del Guadalquivir...
¿Son las grandes construcciones megalíticas templos de antes del fin de la glaciación y de los tiempos inmediatamente posteriores, es decir, de hace más de 10.000 años de antigüedad? La solución, quizás, debajo del mar...
La siguiente pregunta sería: ¿quiénes...?

jueves, 16 de septiembre de 2010

EL TODO ES MENTE

El Todo es Mente; el universo es mental. Este es el principio del mentalismo, el primero de los siete sobre los que se basa la Filosofía Hermética, la que según la tradición nos dio el maestro de maestros Hermes Trismegisto, allá en los antiquísimos e ignorados orígenes de la civilización egipcia; principios que se recogieron en el ancestral Kybalión.

Este principio encierra la verdad de que todo es mente. El Todo es la realidad substancial que se oculta detrás de todas las manifestaciones y apariencias que conocemos bajo los nombres de "universo material", "energía", "materia", etc., es decir, todo cuanto es sensible a nuestros sentidos materiales. Este Todo es espíritu, quien en sí mismo es incognoscible e indefinible, pero que puede ser considerado como una mente infinita, universal y viviente.
Todo el universo o mundo fenomenal es una creación mental del Todo, en cuya mente vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser.
Este principio, al establecer la naturaleza mental del universo, explica los variados fenómenos mentales y psíquicos que tanto preocupan a las personas, y que sin tal explicación no son comprensibles y desafían toda hipótesis científica. La comprensión de este principio hermético de mentalismo habilita al individuo a realizar y conocer la ley que rige el universo mental, aplicándola a su bienestar y desarrollo, pues es una clave maestra en su poder con la que acceder al conocimiento de forma libre e inteligente. Y es que este principio explica la verdadera naturaleza del mundo físico, es decir, de la energía y la materia, y el cómo y el porqué está subordinado al dominio de la mente. El plano físico está debajo del mental, que domina sobre aquel, y el mental está a su vez debajo del espiritual, que es el más elevado de los tres.
Uno de los antiguos maestros escribió hace mucho tiempo que "el que comprenda la verdad de que el universo es mental, está muy avanzado en el sendero del adepto". Sin esta clave maestra es imposible acceder a la Sabiduría.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

VENUS. LA DIOSA Y EL ARTE. 2ª parte

Al igual que hay dos versiones para el nacimiento de Afrodita, la Venus romana, hay dos concepciones complementarias y no individualizadas sobre ella en la antigua Grecia por lo menos desde finales del siglo VI a.C.: Afrodita Urania y Afrodita Pandemos.
Urania, la celestial, nacida de la espuma, y Pandemos, la de todo el pueblo, la común, nacida de Zeus y Dione. Por esto, según Platón, Afrodita es dos diosas, una vieja y otra joven: la mayor, Urania, es la hija de Urano, el cielo; la menor, Pandemos, es la hija de Zeus y Dione, más terrenal. Entre los neoplatónicos y luego los intérpretes cristianos, Afrodita Urania representa el amor del alma y el cuerpo, y el amor conyugal; mientras, Afrodita Pandemos se asocia con el mero amor físico.
Pausanias describe la representación que de las dos facetas de Afrodita había en un templo de Elis (Peloponeso, Grecia): Urania con un pie descansando sobre una tortuga y Pandemos montando una cabra. Estas esculturas se consideran obras de Fidias.

Afrodita Urania, con un pie sobre una tortuga. Museo del Louvre, París.

Afrodita Pandemos, montada sobre una cabra.


En Atenas se sabe con certeza de la existencia del doble culto a Afrodita, pues se encontró un templo con altares a la Urania y la Pandemos en el noroeste del Ágora, fechándose hacia el año 500 a.C.
De la faceta de Afrodita Urania surgieron los modelos escultóricos en los que la diosa aparece vestida por entero o a medias mostrando solo los pechos y la espalda, como la Afrodita de Milo, encontrada en la isla Milo de las Cícladas (Grecia) y datada de finales del siglo II a.C.

Afrodita de Milo, conocida más como la Venus de Milo. Museo del Louvre, París.

Del aspecto de Afrodita Pandemos aparecen los tipos artísticos caracterizados por la sensualidad y el erotismo, como la Afrodita de Cnido, del escultor Praxíteles a mediados del siglo IV a.C.; o la Afrodita Calipigia, "la de las bellas nalgas".

Afrodita de Cnido, copia romana del original griego de Praxíteles. Colección Ludovisi.

Afrodita Calipigia, copia romana en el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles.

domingo, 15 de agosto de 2010

LA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA

Celebra hoy la Catedral de Jaén el día de su advocación, la Asunción de la Virgen María, que en siglos anteriores fue también la fiesta principal de la ciudad hasta que se cambió, principalmente por motivos sanitarios, a octubre.

Relieve de la Asunción de María en la fachada principal de la Catedral de Jaén.

Se trata de uno de los días más grandes del culto mariano y de la Iglesia Católica, con numerosos templos dedicados a la Asunción, y aunque está presente en la Iglesia desde los primeros siglos del cristianismo, no ha sido considerada como dogma de fe hasta la tardía fecha de 1950.
La Asunción de María, también conocida como Tránsito o Dormición, es la muerte de la Virgen y su elevación al cielo en cuerpo y alma, con lo que su muerte no es igual al del resto de los humanos pues en realidad fue dormida cuando sus días terrestres acabaron y su tránsito a la otra vida fue mediante la asunción (de asumir, apropiar, atraer) que Dios hizo para llevarla hasta la gloria celeste.

La Virgen del Tránsito, de la Iglesia de San Juan de Jaén.


La tardanza por parte de la Iglesia de reconocerla como doctrina de fe a pesar de que llevaba siglos asumiéndola y celebrándola es sin duda porque en los Evangelios canónicos y en el resto del Nuevo Testamento no aparece ninguna referencia a ella y sí en los apócrifos, de callada pero firme influencia en el cristianismo. Los primeros apócrifos asuncionistas conocidos son del siglo IV, aunque todos ellos parecen basarse en supuestas narraciones anteriores de san Juan o san José de Arimatea. En estos textos apócrifos se concede a María una importancia que va más allá de la simple maternidad humana, asentándola en la categoría de Madre de un dios del que se erige como principal o única representante o mediadora. La Iglesia Católica no aceptaba esto en un principio, pues veía en ella una madre con el papel de mero receptáculo de Jesús, Dios Hijo, no siendo ella la que lo engendró sino Él quien se engendró en ella, pues de lo contrario sería reconocerle una divinidad como la que gozaron las diosas madres tradicionales de la Antigüedad. Con el tiempo, esta postura católica fue cambiando, sobre todo entre los siglos XI y XIII, cuando la figura de la Virgen María tomó tanto protagonismo que se le dieron por sincretismo prácticamente todos los atributos de las diosas antiguas. 
Por tanto, como tantas otras veces, la religión tradicional, ligada comúnmente al paganismo, y el conocimiento esotérico que conlleva, se abrió paso también en esta advocación que ahora parece tan católica. 
La fecha de la celebración de Nuestra Señora de la Asunción, 15 de agosto, no es casual, pues de principio es símbolo de la aparente muerte de la Madre Tierra debido al calor del Sol, que es lo que comprobamos en los secos campos en estos días tan avanzados del cálido verano, pero que también anuncia el renacimiento en pocas semanas, que se celebra el 8 de septiembre con la Natividad de María. Además, parece ser que tiempos atrás la constelación de Virgo, la que está asociada a la Diosa Madre Virgen, no era visible en ese periodo de tiempo aproximado entre el 15 de agosto y el 8 de septiembre, anunciando de esta manera su muerte y renacimiento como dadora de vida en la Tierra.
Juan García Atienza, gran conocedor y maestro en los temas heterodoxos, teniendo en cuenta todo esto que he expuesto, piensa, según cálculos estimativos, que cabría equiparar en España el número de advocaciones festivas de la Asunción al de las que corresponden a la Natividad algo más de tres semanas después, con lo que parece ser que el pueblo, sustento del culto tradicional antiguo, ha optado prácticamente a partes iguales por la muerte y el nacimiento de María. Y se le ocurre pensar que tal vez esas dos fechas no sean solo sendas celebraciones puntuales sino los límites de un período que podría responder al paso existente entre la muerte iniciática y el renacer a la vida nueva de la conciencia iniciada. 
La muerte y renacimiento iniciático es un rito común en todos los cultos y escuelas de misterios de la antigüedad que incluso ha sobrevivido hasta nuestros tiempos en las sociedades secretas o discretas contemporáneas que se consideran herederas del conocimiento trascendente. Hay que tener en cuenta, para apoyar esa posibilidad de que la Asunción de María significa la muerte iniciática, que la representación que se hace de ella es tendida aparentemente muerta en lo que se llama exactamente como Dormición o Tránsito, y elevándose hacia el cielo en la ya conocida concretamente como Asunción.

La Asunción en la catedral de Amiens.

Entonces, el siguiente paso interpretativo de la Asunción sería considerla como un símbolo alquímico. Muchos templos y catedrales se presentan fundados en la ciencia alquímica, como decía el sabio Fulcanelli, siendo la alquimia la investigadora de las transformaciones de la sustancia original, de la Materia elemental, siendo la Materia la Mater, la Madre. La Virgen Madre, despojada de su velo simbólico, no es más que la personificación de la sustancia primitiva que empleó el Principio creador de todo lo que existe. La primera labor del alquimista es la búsqueda de esa Materia prima, a la que siguen las distintas fases de purificación hasta la perfección. Entonces, la Asunción de la Virgen a los cielos sería la representación de la materia sublimada, purificada, mediante el trabajo realizado por el alquimista en la Obra, que conlleva al mismo tiempo y de forma paralela la transmutación hacia la cima de la evolución del individuo que la emprende.

viernes, 6 de agosto de 2010

OTÍÑAR, UN PARAJE SAGRADO ABANDONADO

En la Sierra Sur de Jaén se encuentra la zona de Otíñar, un paraje bellísimo atravesado por el río Quiebrajano que posee, junto a otros lugares de esta sierra, uno de los principales conjuntos arqueológicos neolíticos de la península ibérica, que incluye numerosas cuevas y abrigos con pinturas y grabados de hasta el VI milenio a.n.e., pequeños dólmenes y asentamientos humanos, algunos de ellos considerados como poblados; además, en este valle está el castillo medieval de Otíñar y cerca de él una aldea, de origen bajomedieval, ambos abandonados.


Una zona que siempre tuvo importante presencia y actividad humana desde hace milenios, que fue lugar de paso entre la ciudad de Jaén y Granada, ahora solo ha quedado como lugar de pastoreo de ganado caprino (ecos de su destacado pasado ganadero) y de paso de los pocos excursionistas y curiosos que sobre todo se dirigen hacia el pantano de Quiebrajano.
Unos lugares estos de Otíñar que además se deben considerar sagrados, como lo hicieron nuestros antepasados a la vista de los dólmenes y las numerosas pinturas y grabados simbólicos que nos dejaron. Hace años que Juan Eslava Galán puso sobre la mesa la alineación de la que forman parte principal, la que hacia el norte atraviesa Jaén capital por su casco antiguo. Estudiando la situación de los yacimientos arqueológicos, pude comprobar que esa línea sagrada es más larga, que por el sur llega hasta el pantano del Quiebrajano y por el norte alcanza hasta el Cerro del Cabezo, es decir, el Santuario de la Virgen de la Cabeza, en plena Sierra Morena. Esto lo expuse en un anterior artículo con el trazado de las sorprendentes alineaciones, http://ianuacaeli.blogspot.com/2010/03/jaen-centro-sagrado-de-los-iberos-1.html, demostrando que, a pesar de la posible oposición de la parte más racional de nuestras mentes que están acostumbradas a considerar a nuestros antepasados tan primitivos que solo se ocupaban del sustento y de ritos religiosos supersticiosos, situaban y orientaban sus lugares sagrados siguiendo unos patrones que todavía no comprendemos del todo y que en buena parte tienen que ver con las energías telúricas que suelen manifestarse en largas líneas y sitios concretos.
Pero el motivo principal de este post es mostrar dos de los lugares más destacados de Otíñar, para que se pueda apreciar su importancia y al mismo tiempo el estado de semiabandono que soportan a pesar de su gran valor.
El primero sería el Cerro Veleta, que tiene un poblado calcolítico, de finales del IV milenio - principios del III milenio a.n.e., es decir, contemporáneo a la macroaldea de Marroquíes Bajos de Jaén. Era el principal asentamiento de la zona y su actividad parece ser que se centraba en la manufactura de útiles y herramientas de piedras en una zona que era rica en yacimientos de sílex. Ahí están todavía los restos de la fuerte muralla que lo protegía, de la cantera con sus grandes bloques de piedra, algunos tallados, y del dolmen mejor conservado de la zona a pesar de haber sido expoliado como otros, pero que poco a poco se va deteriorando sin que a nadie parezca importarle.






En la cumbre del Cerro Veleta, formando parte del asentamiento, pudo haber una especie de zona de vigilancia de la entrada al valle de Otíñar. Desde ella se ve el impresionante cañón que inicia el valle y a lo lejos todo el recorrido hacia Jaén capital, que se observa en el horizonte dominado por el monte de Santa Catalina y la catedral; estamos viendo la alineación desde este lugar hasta la antigua y sagrada ciudad del lagarto-dragón, la de las numerosas aguas de la Diosa Madre...


El segundo sitio a destacar es el Barranco de Estoril o de la Tinaja, a los pies de la gran peña donde está el abandonado castillo de Otíñar. Se trata de un gran cortado en la roca, junto al lecho seco de un arroyo, que forma unos abrigos en donde están grabados unos símbolos mayoritariamente compuestos de círculos concéntricos de diversos tipos.



El lugar ha estado completamente abandonado a su suerte durante años a pesar de estar legalmente protegido, siendo cobijo de un rebaño de cabras que el pastor agrupaba con un horrible redil pegado justo a donde están los grabados prehistóricos, que han tenido que soportar además el humo de las fogatas que este encendiera. La basura acumulada, los excrementos del ganado, el mal olor y las garrapatas hacían del lugar una total vergüenza que parece posible solo en una ciudad con ninguna sensibilidad hacia su patrimonio. Por suerte la Junta de Andalucía determinó el mes pasado limpiar el abrigo rupestre avisada por la denuncia de la asociación Iuventa, cuya atención había sido llamada por el grupo de facebook "SOS Otíñar". Los grabados ahora son accesibles, pero hay que decir que la presencia del ganado continua, con lo que el lugar todavía no es del todo agradable de visitar.
No es intención de este artículo analizar los grabados de este Barranco de Estoril pero no me resisto a apuntar que se tratan de unos símbolos que son comunes de la fachada atlántica de Europa, y que recuerdan mucho al diseño "atlante" de la relativamente cercana ciudad de Marroquíes Bajos.


Diferentes a todos esos grabados circulares encontramos uno que parece presentar una figura humana junto a unos símbolos distintos a todos los demás, dos de tipo cruciforme y otro en forma de V. Para algunos son primitivas letras, para otros marcas de antiguos iniciados de una época indeterminada...


En fin, esto solo ha sido una muestra de la importancia de Otíñar, que espera que algún día la administración competente le reconozca su valor de verdad, es decir, permitiendo nuevas investigaciones arqueológicas en sitios como el Barranco de Estoril, que pudiera ocultar bajos los sedimentos del suelo algunas gratas sorpresas, y cuidándolo y acondicionándolo con respeto. Mientras tanto, los ciudadanos solo podemos reclamar la atención que merece y, por supuesto, intentando que este legado no se estropee más con nuestras visitas; en ese sentido parece que lo mejor es que sea poco conocido por el momento, de esta manera menos riesgos tendrá de que alguien meta la pata como ya pasó en el pasado reciente.

miércoles, 28 de julio de 2010

COMPOSTELA: ¿LA TUMBA DE SANTIAGO O DE PRISCILIANO?

La tradición cuenta que Santiago el Mayor, apóstol de Jesús, predicó en el norte de Hispania. Tras su muerte, decapitado en Jerusalén por órdenes de Herodes Agripa I en torno al año 44, fue trasladado a Compostela. Según esta tradición, el cuerpo decapitado de Santiago fue subido a un barco desde Judea y llevado a Finisterre (Galicia). El lugar donde fue enterrado fue luego llamado Campus Stellae (campo de la estrella) o Compositum (cementerio).

Hay dos leyendas acerca de la tumba de Compostela. La oficial dice que a principios del siglo IX un ermitaño llamado Pelayo vio unas luces (estrellas) cerca de un bosque. Unas voces angelicales le dijeron que fuera allí. Extrañado por los sucesos acudió a Teodomiro, el obispo de Iria Flavia (Padrón) para pedir consejo. Este mandó investigar los fenómenos, encontrando un monumento funerario. El obispo reconoció allí la tumba de Santiago. Alfonso II el Casto de Asturias fue el primer peregrino que acudió a venerar la reliquia.
La segunda leyenda cuenta que en la tumba no está Santiago el Mayor, sino el hereje Prisciliano de Ávila, que fue ejecutado en Tréveris, siendo la primera víctima de la Iglesia condenada por herejía a muerte. La leyenda narra que, tras la ejecución de Prisciliano, fue llevado a Compostela y enterrado junto a otros seis de sus seguidores. Allí fueron tratados como mártires.

Se sabe que en el siglo XVI se perdieron los restos, aunque volvieron a ser encontrados en 1879. Los restos se encontraron en una urna de piedra. Los científicos de la época determinaron que los restos eran muy antiguos, aunque no se mencionó la época, y de tres varones diferentes. Para las autoridades de la época no quedó duda de que se trataba de los restos del apóstol.
Ninguna de las dos hipótesis es concluyente, las dos tienen partidarios y detractores. La Iglesia no ha dejado investigar exhaustivamente con los supuestos restos del apóstol, así que todo son conjeturas. Sin embargo, sí se han hecho otro tipo de investigaciones y conjeturas como cuando en 1955 se descubrió la lápida del obispo Teodomiro, acabando con las opiniones que decían que ese personaje nunca existió y, por lo tanto, sirvió para dar más credibilidad a toda la leyenda santiaguista. Pero también se excavó el subsuelo de la Catedral, apareciendo vestigios de un cementerio paleocristiano que parece datar de la época de Prisciliano. Puede sonar raro que siendo obispo de Ávila, Prisciliano fuera enterrado en Galicia, pero es que posiblemente fue en esa zona de Hispania donde tuvo mejor acogida sus creencias y enseñanzas. Es curioso que una de las rutas jacobeas proviene de Tréveris, siguiendo la supuesta ruta del cadáver de Prisciliano hacia Compostela.

Prisciliano de Ávila fue un eclesiástico que se cree que nació en Gallaecia a mediados del siglo IV, aunque por ciertos indicios de su origen noble pudiera ser bético o lusitano. La provincia romana de Gallaecia era mayor que la actual Galicia pues comprendía gran parte del noroeste peninsular y, aunque su obra fue difundida principalmente en torno al obispado de Ávila, tuvo más repercusión en el noroeste de la provincia, donde años después la monarquía sueva pudo darle más cobijo como hecho diferencial frente a la dominante monarquía visigoda.
De fe cristiana, fue imbuido por el pensamiento gnóstico oriental, probablemente procedente de Egipto, así como del pensamiento maniqueo. Sus enseñanzas fueron conocidas como priscilianismo. Su doctrina parece que era muy conservadora con la antigua ley mosaica, negaba la Trinidad y no seguía la ortodoxia de la Iglesia oficial de Roma. Todos estos razonamientos fueron considerados por muchos contemporáneos como herejía, sobre todo la negación de Jesús como divinidad dentro de la Santísima Trinidad y la creencia personal en que Tomás era su hermano gemelo.
Él, con la ayuda de sus principales colaboradores, difundió su mensaje que cautivó, entre otros, a los obispos Instanciano y Salviano. Tras unos años de difusión de su doctrina, el Concilio de Zaragoza de 380 decretó excomunión para Prisciliano y tres obispos hispanos que le apoyaban. Como reacción, estos obispos decidieron ordenar sacerdote a Prisciliano y le nombraron obispo de Ávila.
Sus conflictos con la cúpula del poder de Roma fueron a peor cuando no sólo no se arrepintieron de su herejía, sino que intentaron justificarla y pedir explicaciones al Papa Dionisio. Al ver que no podían hacer nada por medios eclesiásticos, acudieron a los medios civiles. Tras cuatro años de favor del emperador, el cambio de emperador llevó a Prisciliano y a los suyos a ser condenados por un tribunal civil por crimen de magia.
En el año 385 fue decapitado ante la Porta Nigra de la ciudad de Tréveris. Tras la muerte de los herejes, su mensaje se propagó más, convirtiéndose en mártires de la causa de lo que se llamó el priscilianismo.