martes, 23 de marzo de 2010

JAÉN, CENTRO SAGRADO DE LOS IBEROS. 2ª parte

Si la ibera y romana Orongi/Oringi/Auringi/Aurgi, es decir, la actual Jaén, fue una ciudad sagrada, muy posiblemente tuvo que estar dedicada a alguna deidad femenina, una Diosa Madre, relacionada con el agua y la tierra, y a un mítico animal asociado a ella, la serpiente-dragón. Un gran mosaico romano hallado en una tumba de Marroquíes Altos muestra a la diosa acuática Tetis rodeada de diversos animales marinos, destacando los dos que la escoltan, dos dragones con aletas de pez. Jaén de siempre ha sido famosa por sus numerosas aguas que, siendo en buena parte subterráneas, brotaban de las cuevas y peñas, siendo la fuente más importante la de la Magdalena, y corrían en varios riachuelos hacia el noreste donde llegaban a formar una laguna, zona esta conocida ahora como Marroquíes Bajos, lugar donde se ha encontrado la ciudad circular de la Edad del Cobre en la que el agua era protagonista con sus seis fosos concéntricos al estilo, digámoslo así, atlante, pues es muy parecida a como Platón describió la ciudad de Atlantis, la capital del reino del dios Atlas. Como he dicho, y es bien conocido, la principal fuente de la ciudad es la de la Magdalena (santa que evoca a la iniciación de la diosa); es el nacimiento de aguas en el que la leyenda mítica del lagarto-serpiente-dragón se sitúa, pues allí, en la cueva por donde mana el agua se cobijaba la bestia, en las entrañas del monte de Santa Catalina, santa cristiana que muy posiblemente es un sincretismo con la diosa Hécate (Ekaterina-Catalina), la poderosa y sabia diosa triple: del inframundo, la superficie-naturaleza y el cielo (Luna). Pero la leyenda del lagarto de Jaén incluye al héroe que con valentía y audacia lo vence, lo que nos lleva a las leyendas míticas que tan famosas hicieron los griegos y los romanos, sobre todo las de Heracles/Hércules, que es el que vence al dragón Ladón del Jardín de las Hespérides. Es curioso que las bellas hermanas Hespérides fueran las hijas occidentales de Atlas, que fueran tres (como otras ninfas) compartiendo la naturaleza triple de la esotérica Hécate - santa Catalina, y que en Jaén exista una coplilla de origen medieval, "las tres morillas", que hace entender que eran tres hermanas a las que les robaban aceitunas y manzanas, semejante al mito del robo de las manzanas de oro por parte de Heracles en el jardín que habitaban las Hespérides y que guardaba el dragón, el cual tuvo que ser matado por el héroe griego. Precisamente la constelación con la que se recuerda a este dragón es la que se refleja en la configuración de los templos del casco antiguo de Jaén, como tuve la fortuna de descubrir. La simbólica cabeza del dragón sería la Catedral, en cuyo solar hubo posiblemente un gran dolmen dedicado a la Diosa Madre triple por el que pasaban las aguas del raudal conocido a partir de la Edad Media como de Santa María; las aguas siguen pasando por debajo del templo y se dice que todavía es posible que en los subterráneos existan restos del dolmen.
Escudo de la Catedral de Jaén, en donde la Virgen María con el Niño, la Diosa Madre, está encima del dragón y la ciudad de Jaén con su monte de Santa Catalina.

Por tanto, tenemos en la Magdalena un lugar sagrado alrededor de un gran manantial de agua con leyenda mítica de héroe que vence a una bestia. Este paraje se sabe que era venerado en época romana, lo que quiere decir que antes ya lo era, pues los romanos respetaban en gran medida los lugares de culto de los indígenas, es decir, los iberos.
Cuando pensamos en héroes que vencen a diversas bestias en el mundo ibérico, en Jaén tenemos que tener en cuenta dos santuarios: Cerrillo Blanco (en Porcuna) y El Pajarillo (en Huelma). Se trata de dos de los sitios más destacados de la arqueología ibérica por sus magníficos grupos escultóricos y los dos son sitios donde han aparecido escenas de lucha de un guerrero con un animal, a diferencia de otros santuarios iberos de la provincia en donde solo se han hallado exvotos.
Cerrillo Blanco se encuentra a unos 3 kilómetros al norte de Porcuna, la que fue la importante población ibera de Ipolka/Obulco. Se trata de una necrópolis en la que se encontró enterrado el mayor conjunto conocido de esculturas ibéricas, ejecutadas con maestría, con muy posible influencia griega, a principios del siglo V a.C. Muestran muchas escenas, pero destacan las figuras religiosas, como la sacerdotisa o diosa con serpiente, y las de guerreros batiéndose entre ellos o luchando con fieras o animales mitológicos, como sucede en la escultura de la Grifomaquia, en la que un héroe lucha con un grifo, ser protector de los lugares sagrados y ocultos.
Grifomaquia, del santuario de Cerrillo Blanco (Porcuna)

El santuario de El Pajarillo se encuentra en el término municipal de Huelma. Se construyó a principios del siglo IV a.C. en lo alto de un pequeño cerro que domina el valle del río Jandulilla junto al cual se encuentra. Se ha interpretado como la puerta de entrada de un territorio controlado por un aristócrata ibero y en él se encontró un magnífico conjunto escultórico, que se situaba en una torre central, que representa una escena en la que un héroe se enfrenta a un gran lobo que parece haber raptado a otro individuo; dos grifos quizás forman parte de la escena escoltándola y dos leones echados seguramente se situaban a ambos lados de la escalera que da acceso a la torre. Delante aparece una superficie cuidada donde todo parece indicar que se realizaban actos rituales mediante ofrendas. El cerrete del santuario destacaba en medio de un entorno que se dice estaba inundado por las aguas del rio, con lo que su apariencia sería más impresionante. El sentido heroico y esotérico es patente y recuerda a los enfrentamientos de Heracles, en particular con el perro Cerbero, guardián del inframundo, junto a las aguas del río o laguna Estigia.



El héroe y la cabeza de lobo del Santuario de El Pajarillo (Huelma), cuya reconstrucción se muestra en el dibujo de abajo.

Si estudiamos la situación geográfica de estos dos importantísimos santuarios heroicos vemos que uno está al oeste de Jaén y el otro al este, de tal forma que si trazamos la línea que los une vemos que esta pasa justo por Jaén, concretamente por la zona sur de Marroquíes Bajos, la ciudad circular calcolítica. Por si fuera poco resulta que no solo es que Jaén esté alineada con los santuarios de Cerrillo Blanco y El Pajarillo sino que además está justo en el medio, pues la distancia que la separa con ambos es de 36 kilómetros, siendo, por tanto, la distancia entre los dos santuarios de 72 kilómetros. ¿Dónde cabe aquí la casualidad? ¿No es mejor empezar a aceptar, aunque cueste a las mentes más ortodoxas, que existe un diseño de geografía sagrada?
De esta manera, la situación de las líneas ley que marcan a Orongi/Auringi/Aurgi/Jaén como un centro sagrado ibero quedaría como se puede observar en el mapa siguiente.

Esto hace pensar que si Jaén fue un lugar sagrado ibero en medio de dos santuarios heroicos entonces también esta ciudad pudo tener su monumento dedicado al guerrero que vence a un animal mítico, en este caso la serpiente-dragón. Seguramente nunca lo sabremos porque será difícil que se encuentren unas esculturas de este tipo tras tanto tiempo y en un lugar tan urbanizado como es la Magdalena o Marroquíes Bajos, pero de haber existido posiblemente representaría una escena muy similar a la de las imágenes de abajo, Heracles contra el dragón del Jardín de las Hespérides...

Heracles, el dragón-serpiente Ladón en el árbol de la manzanas de oro y las tres hespérides, en un mosaico de Liria, Valencia (Museo Arqueológico Nacional), y una crátera griega del siglo V a.C. (British Museum)

miércoles, 17 de marzo de 2010

JAÉN, CENTRO SAGRADO DE LOS IBEROS. 1ª parte

En la configuración sagrada de la ciudad de Jaén que expliqué ampliamente en el libro "El Dragón de Jaén" ya dejé claro que los mismos templos que forman la figura del dragón indican dos grandes alineaciones que denominé como los dos Árboles de la Vida y el Conocimiento que la gran sierpe-dragón-lagarto protege. Estamos tratando de una simbología antiquísima que denota la presencia y protección de un elevado conocimiento espiritual relacionado con la iniciación y la iluminación. Se podría considerar estas alineaciones y el dragón como una especie de ruta sagrada iniciática, y el gran maestro en estos asuntos es Hermes - Mercurio - san Miguel (el Lug céltico), tan presente, aunque discretamente, en Jaén, hasta el punto que la orientación de la Catedral parece estar indicando sus antiguos días de culto como expuse en un artículo anterior en este blog.

Las líneas sagradas lo son porque enlazan lugares sagrados, y todo está relacionado con las energías telúricas, las energías de la Madre Tierra, sea su naturaleza electromagnética o de otro tipo, que ayuda al iniciado a elevar la mente y el espíritu a niveles más altos de consciencia. En todo el mundo desde la más remota antigüedad se han tenido en cuenta los llamados lugares de poder, convirtiéndose en sitios de culto, curación, inspiración, etc., siendo denominadas las alineaciones que se puedan formar con esos lugares como líneas de la serpiente (wuivres para los celtas) o del dragón, y siendo su guía siempre alguna entidad similar a la actual san Miguel, es decir, un vencedor del dragón (Lug, Hermes, Apolo, Heracles, san Jorge...). En este tema han destacado especialmente investigadores de Inglaterra y Alemania desde el siglo XIX encontrando significativas alineaciones de monumentos megalíticos y diversos templos que se han ido superponiendo a ellos. Uno de los pioneros en estos estudios, el inglés Alfred Watkins, fue el que bautizó a estas alineaciones como líneas ley, que es como se conocen habitualmente. Esta disciplina es la astroarqueología, que estudia las líneas ley y su orientación astronómica.

Tras esta necesaria introducción, estudiemos estas dos alineaciones que en Jaén se cruzan formando un aspa extrañamente simétrica respecto al eje norte-sur. No me detendré en explicar el valor histórico, religioso y esotérico de los lugares implicados, pero todos son importantes, como expongo en "El Dragón de Jaén".

La línea que en el plano he dibujado de color amarillo es la que desde el sur une la Catedral, la iglesia de San Bartolomé, pasa por la zona donde está el convento de Santa Clara (donde estuvieron las desaparecidas iglesias de San Pedro y Santa Cruz), sigue por la iglesia de San Andrés (cuyo símbolo es el aspa) y dejando el casco antiguo pasa junto a la moderna parroquia de Santiago y llega hasta la iglesia de San Félix de Valois, en el centro de la Avenida de Andalucía.

La línea verde parte del castillo de Santa Catalina, concretamente de la torre-capilla de esta santa, desciende por la ladera norte del monte del mismo nombre hasta el lugar donde se encuentra la fuente y la iglesia de la Magdalena, continua por el convento de Santa Úrsula, pasa junto al antiguo hospital e iglesia de San Juan de Dios, sigue por la moderna iglesia de Santiago, por la iglesia del Salvador (la parroquia que había hace siglos en el castillo de Santa Catalina era la del Salvador) y llega hasta la zona de Marroquíes Bajos cruzando la antigua ciudad calcolítica circular no lejos de su centro. Esta línea sigue bastante fielmente el camino de las aguas que nacían en la Magdalena, hogar del lagarto-dragón, y que descendían (todavía lo hacen en parte) hasta los terrenos donde se canalizaron en los fosos concéntricos de la ciudad de hace casi 5.000 años, y formaban al norte una laguna.

Se pueden considerar estas dos líneas los dos grandes ejes alrededor de los cuales la ciudad se formó y en los que se levantaron sus más emblemáticos edificios sagrados desde hace miles de años, y parece que en la actualidad, para mayor sorpresa, se siguen teniendo en cuenta, porque si no ¿cómo se explica que las iglesias modernas de los barrios por donde pasan estén edificadas justo sobre las líneas? ¿Casualidad?

Pero las líneas ley algunas veces se alargan muchos kilómetros... ¿será ese el caso de las alineaciones de la ciudad de Jaén? La única forma de saberlo es estudiarlas y el resultado es, como poco, sorprendente.
La línea amarilla, la de la Catedral y la iglesia de San Andrés, hacia el sur pasa en un principio por Valparaíso y el Zumel, parajes con connotaciones especiales y relacionados con tesoros ocultos, además de muy bellos. La línea continua junto a la ladera este de las Peñas de Castro, otro lugar especial que tiene pinturas prehistóricas, atraviesa la urbanización del Puente de la Sierra muy cerca de su ermita del Santísimo Cristo y se adentra en la zona del cerro Veleta y Otíñar hasta Quiebrajano, tan importantes por sus pinturas, grabados y dólmenes prehistóricos que denotan su sacralidad. Y esta línea hacia el norte, tras atravesar el valle del Guadalquivir, se adentra en Sierra Morena directamente hacia el cerro del Cabezo, es decir, el Santuario de la Virgen de la Cabeza, sitio del que no hace falta decir nada pues todos sabemos de su importancia hasta el día de hoy. ¿Cómo es posible tanta precisión en una línea de casi 70 km. uniendo lugares tan significativos?

La línea verde, la de Marroquíes Bajos, la Magdalena y el castillo de Santa Catalina, hacia el sur llega al paraje del Balneario de Jabalcuz y hasta el mismo monte de Jabalcuz, una zona emblemática considerada también como mágica y cuyas aguas tienen fama de ser medicinales. Hacia el norte se puede seguir el curso de la línea hasta que llega a un sitio histórico de singular importancia, Cástulo, la antigua ciudad ibérica de origen calcolítico, seguramente la más importante población del Alto Guadalquivir durante siglos hasta que fue abandonada en la Edad Media.
Como se puede ver en el mapa, la ciudad de Jaén es el lugar donde se cruzan dos líneas que unen sitios de gran importancia histórica de origen ancestral. Jaén sería un centro sagrado de nuestros antepasados iberos... ¿Puede haber más pruebas a favor de esto? En la segunda parte las presentaré...

domingo, 7 de marzo de 2010

UN ATARDECER DE PRIMAVERA EN LA MAGDALENA

Estamos en marzo, se acerca la primavera y, mientras soportamos todavía un crudo invierno, anhelamos las primeras brisas cálidas y los olores de abril de las calles del barrio de la Magdalena. Esa sensación quizás tenía la familia Salazar allá en una lluviosa y ventosa tarde noche del siglo XIV cuando un forastero les pidió hospedarse en su casa... era el rey Pedro, temeroso de traición, en busca de apoyos para su guerra fratricida con Enrique de Trastamara; el crujido de sus rodillas hizo que le reconociesen y que, sin saberlo el rey, espada en mano hiciera guardia Pedro de Salazar durante la noche protegiendo su sueño, lo que fue recompensado con privilegios y nobleza; desde entonces tomó el apellido del Rincón, por haber estado en un rincón haciendo guardia fielmente toda una noche, y su casa pasó a ser la de las almenas, por ponerlas como señal de distinción. De aquella casa poco o nada queda, solo el recuerdo legendario que oculta la verdad. Una estrella de David figura en la fachada de la casa actual, pero en recuerdo del pasado sefardita del sitio, pues posiblemente allí nació y vivió su juventud Hasday ibn Shaprut hasta que su alto rango intelectual y social le llevó hasta la capital califal, Córdoba, pues fue sabio entre sabios y príncipe de los judíos. ¿Cómo es posible que un lugar tan insigne sea ahora tan humildemente recordado? ¿Sería Pedro de Salazar, luego del Rincón, descendiente de Shaprut y por eso acogió al rey Pedro que era tan tolerante con los judíos?
Junto a esta casa se abren dos de los espacios más emblemáticos del Jaén milenario, el ensanche de la calle Santo Domingo y la plaza de la Magdalena, herederas del foro romano y del zoco árabe. Alrededor, callejuelas de casas sencillas y encaladas, y destacando entre ellas la iglesia de la Magdalena, antigua mezquita, con su torre de campanario ochavado, y la fuente del raudal del mismo nombre, la de las sagradas aguas cristalinas que ahora ya no fluyen tragadas por el progreso. Era marzo cuando Fernando III el Santo tomó la ciudad y se quedó absorto mirando brotar las aguas desde la cueva de la peña:

“… aquí sea
a Dios levantado un templo
de planta y fábrica nueva
y tenga la devoción
de María Magdalena
de cuyos ojos brotaron
raudales de penitencia”




Unos días antes había tenido Fernando III un sueño en el que se le aparecía santa Catalina dándole las llaves de Jaén, lo cual se cumplió pues tras un largo asedio Alhamar le ofreció las llaves y su vasallaje. A santa Catalina la hizo patrona de la ciudad y le dedicó el monte a cuyos pies se extiende la ciudad y del que brotan las aguas de la Magdalena. El entorno del manantial siempre ha sido considerado sagrado, con los cristianos no fue menos, y, aunque ya no se veneraba el lugar con bellas alamedas, estatuas y ninfeos como en época romana, el lugar fue destacado y respetado, siendo cuidada especialmente la cueva de donde manan las aguas; en ella se dice que se hizo un espacio octogonal en el que se pintaron a partir de entonces las figuras de los reyes castellanos junto a una representación del héroe que logró vencer al lagarto... porque sí, la cueva sagrada tenía su guardián, un enorme lagarto que aterrorizaba a la población en una época indeterminada y que fue vencido al comer el cebo de una piel de oveja rellena con yesca ardiente o explosivo que le puso un valiente, con lo que al tragarlo de un solo bocado reventó en mil pedazos.


Cuántas veces habré pasado de pequeño por delante del raudal de la Magdalena y mirando de lejos el orificio por donde se entra a la cueva he imaginado con temor, ante las palabras de mis mayores, que el monstruo estaba ahí dentro todavía, esperando un descuido para salir con asombrosa agilidad y devorarme. Luego supe que el lagarto es un dragón y que sus telúricas energías siguen ahí, ocultas en las profundidades de las ignotas cuevas y galerías que se extienden por debajo del monte de Santa Catalina. Oh, viejo lagarto, terrible dragón, ¿qué oculto tesoro guardas, qué ancestral saber proteges? ¿Qué tiene este lugar para que fuera el sitio donde nació Jaén, donde todos quisieron estar y vivir, donde todos quisieron sentir y rezar a pesar de tu temible presencia? ¿Cuántos hombres, insigne dragón, has visto pasar por delante de tu cueva, buscando respuestas, encontrando el misterio? Por cada paso que se da para conocerte tú das uno hacia atrás ocultándote aún más en las profundidades subterráneas de la gran peña. Pero ahora no me apetece adentrarme en las frias oscuridades de tus grutas sino anhelar la brisa cálida del abril que se acerca, la luz dorada de las tardes que impregna las sólidas pero armoniosas piedras de la iglesia de la Magdalena, pues no hay nada más especial que un atardecer de primavera en la Magdalena.

miércoles, 3 de marzo de 2010

LA ORIENTACIÓN DE LA CATEDRAL DE JAÉN

Expuse en el libro "El Dragón de Jaén", como parte de los variados datos sobre la configuración sagrada de la ciudad, que la Catedral, el templo que sería simbólicamente la cabeza del dragón, tiene una orientación de 22º 30' al norte del este. Esta orientación es la misma que la del alineamiento que une este templo con la Iglesia de la Merced y la Iglesia de San Ildefonso (santuario de la Virgen de la Capilla), constituyendo lo que denominé, por su significado esotérico, el brazo transversal de la gran cruz tau de oro o, lo que es lo mismo, parte superior del Árbol de la Vida que protege el dragón y por el que nos guía el arcángel san Miguel. Todo son símbolos y mitos universales que en Jaén se materializan sorprendentemente a través de la disposición de sus templos de tal forma que su configuración sagrada es una copia de la parte polar del cielo; Jaén, espejo del cielo; como es arriba es abajo.


En amarillo la alineación con forma de cruz tau - Árbol de la Vida, en negro el dragón que lo protege. La Catedral es el lugar de encuentro de los dos brazos de la cruz y cabeza del dragón.


Consideré y comenté que con esa orientación la Catedral miraba a unas fechas muy próximas a la salida del Sol en el solsticio de verano, y en este punto debo rectificar después de haber podido estudiar este asunto más detenidamente con un avanzado programa informático de astronomía. Como se suele decir, rectificar es de sabios, y además da la oportunidad de ampliar lo conocido. No me equivoqué cuando dije que con esa angulación (azimut es la palabra técnica) un edificio se orientaría hacia los días alrededor del solsticio de verano, pero eso es válido en la zona ecuatorial del planeta, donde la angulación de la eclíptica de la Tierra, 23º 27', se mide exactamente, pero la esfericidad del planeta hace que este ángulo de las salidas y puestas del Sol se amplie en unos grados según la latitud en la que nos encontremos. En la latitud de Jaén, el ángulo de 22º 30' al norte del este es todavía un ángulo relativamente cercano al solsticio de verano pero nos indica ya unos días con otra significación distinta... y de nuevo sorprendente.

La Catedral de Jaén está orientada hacia la salida del Sol de los días 9-10 de mayo y 2-3 de agosto. Conocer qué se celebra en esos días o muy cercanos según el santoral cristiano es fundamental para intentar averiguar qué se puede perseguir con esa orientación.

Llama la atención que el 9 de mayo sea san Hermes o Hermas, un santo casi desconocido que fue obispo de los primeros años del cristianismo cuyo nombre, como es evidente, hace referencia al dios griego; el 8 de mayo se celebra san Miguel en muchas poblaciones españolas y europeas, aunque su día oficial sea el 29 de septiembre, debido a la importante aparición del monte Gargano (Italia) en el siglo VI. San Miguel es la figura sincrética heredera en buena parte de Hermes.

Por otro lado el 2 de agosto es Nuestra Señora de los Ángeles, de los cuales el primero es san Miguel, el cual siempre se le considera muy cercano a la figura y misión de la Virgen María.

Según esto parece haber un recuerdo en esas fechas de un culto a Hermes - san Miguel. ¿Qué se celebraba en la época precristiana? Mayo era, según la versión más aceptada, el mes de la diosa Maya, la madre de Hermes. El 15 de mayo era en Roma los Idus de Mayo y se celebraba la Mercuralia, la fiesta dedicada a Mercurio, el Hermes latino. En agosto, el día 2 de cada cuatro años se celebraban los Juegos Píticos en Delfos en honor a Apolo por vencer a la serpiente-dragón Pitón, siendo Apolo el hermano de Hermes y que también se sincretizó en parte en la figura judeocristiana de san Miguel. Pero entre todas las fiestas precristianas destacaba la del 1 de agosto, la Lughnasadh o Lugnasad, fiesta celta de la primera cosecha del cereal y de los frutos, la fiesta del pan, realizada en honor de la principal deidad celta, Lugh/Lug; en esta fiesta, además, se consagraban los druidas tras una larga iniciación; en otras tradiciones esta fiesta se podía hacer hasta el 6 de agosto.

Lug es un dios antiquísimo, el de los misteriosos ligures, por tanto precéltico y que se convirtió en la deidad común y más importante de los pueblos celtas. Es un dios sabio, patrono de los oficios, intermediario entre los hombres y los dioses, protector de la humanidad ante el mal simbolizado por la serpiente, un dios de luz y conocimiento; los romanos lo interpretaron como su Mercurio, es decir, Hermes. El aspecto luminoso y solar fue sincretizado por el cristianismo en la figura de san Lorenzo, que se celebra también a principios de agosto (el día 10), pero Lug es sobre todo por sus características san Miguel, el que ha recogido todas sus virtudes de sabiduría masculina, con el papel de guía y protector de los humanos, y vencedor del mal - serpiente - dragón guardando el equilibrio y las puertas del cielo que Hermes y Mercurio hacían en el mundo grecolatino. Thot y Anubis serían los dioses equivalentes en la mitología egipcia.

Según esto, la Catedral de Jaén está orientada hacia los días dedicados a Lug - Hermes - san Miguel, el sabio guía que tantas veces señala a los hombres los lugares sagrados; en Jaén, como ya demostré, indica las líneas sagradas del Árbol de la Vida que protege el dragón, en un conjunto que sigue el precepto de Hermes de que como es arriba es abajo, y con estos nuevos datos parece que se confirma su relación con la Catedral... la figura del arcángel está muy presente en ella... pareciera que protege la hermética Catedral, la puerta del cielo.

San Miguel, vencedor del demonio - dragón, en una vidriera de la Catedral de Jaén.