La cruz es un importante símbolo esotérico presente en buena parte de las culturas desde hace milenios y que, independientemente de que fuera el instrumento de tortura de Jesús, ha sido adoptado en parte por el cristianismo oficial con su valor oculto, sobre todo por la influencia de las corrientes heterodoxas que a lo largo del tiempo han surgido como herederas de antiguos cultos de sabiduría. Su significado sería el del Árbol de la Vida y del Conocimiento. La rama horizontal simboliza lo terrestre, lo pasivo, lo femenino, mientras que la vertical representa lo celeste, lo activo, lo masculino. De ahí derivaría el considerar que también significa los cuatros elementos, la tierra y el agua femeninos, y el aire y el fuego masculinos.
Las diversas escuelas iniciáticas han empleado distintos tipos de cruces, desde la cruz ansada egipcia y la tau antoniana hasta la cruz solar y la esvástica hindú.
La cruz ansada egipcia es la llave de la vida, el ankh, que suelen portar los dioses del antiguo Egipto y que está unido al concepto de vida eterna, muy posiblemente representando también la dualidad femenino-masculino, Isis-Osiris. De esta deriva la cruz de san Antón (san Antonio Abad, el gran eremita cristiano egipcio), que es la cruz con forma de T, la tau, que tanto tiene que ver también con la marca sagrada de la tradición hebrea. La cruz tau fue también utilizada por san Francisco de Asís, convirtiéndose en su símbolo principal y luego de la orden franciscana.
La cruz ansada egipcia es la llave de la vida, el ankh, que suelen portar los dioses del antiguo Egipto y que está unido al concepto de vida eterna, muy posiblemente representando también la dualidad femenino-masculino, Isis-Osiris. De esta deriva la cruz de san Antón (san Antonio Abad, el gran eremita cristiano egipcio), que es la cruz con forma de T, la tau, que tanto tiene que ver también con la marca sagrada de la tradición hebrea. La cruz tau fue también utilizada por san Francisco de Asís, convirtiéndose en su símbolo principal y luego de la orden franciscana.
En estos casos la cruz representa la conjunción de los contrarios: lo positivo (vertical) y lo negativo (horizontal), que también se puede ver como unión de lo superior y lo inferior, del cielo y la tierra, de la vida y la muerte, en definitiva la esencia del Árbol de la Vida.
Pero en su faceta celeste, que emana hacia la tierra las energías vitales, también representa la rueda solar, es decir, los ciclos solares respecto a la Tierra: la cruz solar. Esta cruz tiene los brazos de igual tamaño y normalmente inscritos total o parcialmente en una circunferencia o similar. La cruz celta se enmarca en este tipo al igual que la esvástica hindú, también presente en las culturas neolíticas europeas.
Cada uno de los brazos de esta cruz representan los momentos claves del año solar, los dos equinoccios y los dos solsticios. Si las cuatro secciones de la circunferencia se dividen a su vez con otros cuatro brazos, formando por tanto ocho partes iguales, simbolizaría, aparte de los equinoccios y los solsticios, las fechas intermedias a ellos, de gran valor también para las tradiciones sagradas. De esta cruz solar de ocho brazos podría derivar la cruz pateada o paté, la utilizada, junto a otras, por los templarios, contribuyendo a su gran difusión por toda la cristiandad.
Cruces paté o pateadas.