En la mitología griega, el esposo oficial de Afrodita era Hefesto (el romano Vulcano), dios del fuego, la forja, los metales y la artesanía; era feo, lisiado y cojo.
Venus y Vulcano. Giovanni Battista Tiepolo. John G. Johnson Collection, Philadelphia.
Con él no tiene hijos pero sí los tiene con Ares (el romano Marte), dios de la fuerza bruta, la violencia y la guerra pero también, sobre todo para los romanos, influenciados por los etruscos, de la agricultura.
Marte, Venus y las tres Gracias. Jacques-Louis David. Museo de Bellas Artes de Bélgica.
También tiene hijos con Dioniso / Baco, el dios de la fecundidad, la agricultura y la renovación vital. Y con Hermes (el romano Mercurio), dios del conocimiento, mensajero de los dioses, guía de las almas (pastor) y guardián de las puertas del cielo.
Aparte, Afrodita fue amante de Adonis, un hombre-dios eternamente joven y bello que simboliza la fertilidad, la muerte y renovación de la vegetación, un dios que proviene del semita Adon (señor) y este del mesopotámico Tammuz (el pastor), dios con las mismas características, consorte de Inanna (la Afrodita mesopotámica) y, además, guardián de las puertas del cielo junto a Ningizzida, al cual se le puede asociar con el Hermes griego.
Venus y Adonis. Tiziano, Museo del Prado, Madrid.
Como vemos, los dioses relacionados con Afrodita tienen características y apelativos similares que se remontan a las antiguas religiones asiáticas.
Y Afrodita está muy relacionada con Eros, el dios griego del amor y el sexo, del que se hablará en otra ocasión.
Afrodita tiene un componente general positivo pero presenta también una faceta que puede interpretarse en un principio como temible o cruel, pues castiga o se venga de todos aquellos que descuidan su culto o despiertan su rencor, inspirando pasiones monstruosas o fatales.
Son muy amplias las funciones de la diosa y, por tanto, tiene muchos epítetos. En Grecia, aparte de los generales Urania (celestial) y Pandemos (popular, común), los más importantes y que tenían muchos sus propios cultos eran Anadiómena (que sale del mar), Basilis (reina), Despoina (señora), Morfo (de varias formas), Epitimbidia (sobre las tumbas), Melaina (negra), Persefesa (reina del inframundo), Timboricos (sepulturera), Praxis (del acto sexual), Genetilis (de la maternidad), Hetera (cortesana) y Porné (prostituta, lujuria).
Afrodita de Menofanto, atribuida a este escultor del siglo I a.C. (Museo Nacional Romano). Es de la tipología de la Afrodita de Cnido de Praxíteles, es decir, del tipo Venus Púdica.
Los romanos usaron algunos de esos epítetos para su Venus y añadieron otros como Cloacina (purificadora), Felix (favorable), Libitina (de la muerte), Murcia (del mirto), Obsequens (cortés, indulgente), Verticordia (transformadora de corazones), Victrix (victoriosa), Amica (amiga) y Aurea (dorada).
Venus Capitolina, estatua romana también del tipo Venus Púdica. Museos Capitolinos, Roma.
Me gusta mucho el primer cuadro: "Venus y vulcano", de Tiépolo, porque la pose que ella adopta es la de una auténtica Diosa... Altiva y con el hombre a sus pies, como debe ser.
ResponderEliminarEn cambio en "Venus y Adonis" de Tiziano, ella pierde toda su divinidad porque luce como una pobre mujer desesperada, sumisa y suplicante. Todo lo contrario a una Diosa. Horrible.
Astrid, una Diosa de verdad.